¡No nos mientan más!
Madrid, Cundinamarca
Julio 24 de 2020
Por: Luis Guillermo Echeverri Vélez
No engañen más a la gente. No publiquen más mentiras. No promuevan más lisonja ni alcahuetería con la delincuencia. ¡Qué vergüenza deberíamos tener con la memoria y los ideales del libertador en su natalicio!
No nos digamos más mentiras. Si a ti no te parte el corazón el secuestro y la violación de niños y niñas humildes en el campo y las ciudades, y la venta de niños para convertirlos en esclavos sexuales de delincuentes borrachos o drogados, a mi si.
La sociedad colombiana tiene la obligación de rechazar unos grupos que manejan una dialéctica conformada por narrativas torcidas, retóricas y embusteras. ¿A dónde nos lleva la continua difusión del engaño popular dándole bombo a la mentira y al doloso fraude colectivo, adulando delincuentes impunes, vulgarizando cada vez más la apología del delito?
Qué doble moral la que se gasta buena parte del liderazgo de esta nación. Hablamos de la vida y la salud, pero pregonamos la legalización de lo que mata.
Aquí se pregona: “Defendamos la Democracia”. Pero NO se hable de la impotencia ante una anarquía venteada. No se hable de la permisividad con el delito cometido abiertamente. Maldita sea. ¡Qué impotencia! No hay justicia, no hay decencia en el congreso. ¿Cuál democracia? Qué vergüenza con las gentes indefensas. Aquello es la más vívida representación diaria de vileza y de miseria humana llevadas hasta su máxima expresión. ¿A dónde van con la libertad?
Aquí se pregona: “Defendemos la vida”. Pero NO digamos que los que matan los líderes sociales, reales y pinochos, son las organizaciones narcoterroristas como las FARC, el ELN, el EPL y todos los demás grupos criminales involucrados en el maldito negocio de la producción y trafico de la cocaína, y en la venta del bazuco y la marihuana, tristemente en especial a niños y adolescentes.
Aquí se pregona: “Defendamos la mujer y la niñez”. Pero los contratistas del Estado amigos de los políticos locales que administran la nutrición infantil y escolar, les roban el agua y la comida. Mientras los padres de la patria se retiran de las sesiones del congreso donde se define la cadena perpetua a los violadores. ¿Para qué la sociedad del conocimiento si no respetamos y no nutrimos los cerebros en desarrollo?
Aquí se Pregona: “Defendamos la discapacidad”. Pero NO digamos nada de los grupos terroristas ni las organizaciones criminales que llenan los campos de minas anti-personal para proteger sus actividades ilegales.
Aquí se Pregona: “Lo que necesitamos es justicia e igualdad”. Pero permitamos que la Jurisdicción Especial para los intereses de las FARC avance el juzgamiento impune de los criminales desconociendo los crímenes de lesa humanidad. Pero quedémonos callados frente al secuestro de niños y niñas alevosamente llamado reclutamiento para convertirlos en esclavos sexuales de todo tipo de grupos y organizaciones ilegales dedicadas al narcoterrorismo y a toda otra suerte de actividades criminales.
Aquí se Pregona: “Protejamos el agua, los bosques, la capa de ozono, los páramos y las cuencas hídricas”. Pero eso si, quedémonos callados con la destrucción masiva de los bosques y la selva húmeda tropical para sembrar coca y esterilizar la vida de la tierra y de las aguas con la utilización de venenosos precursores, y quedémonos callados ante la destrucción ambiental de ríos, fauna y flora que componen la biodiversidad, generada por el daño irreparable que causan las voladuras de las plantas de producción y los tubos y las líneas de transporte de petróleo y energía.
Aquí se Pregona: “Defendamos nuestros recursos naturales”. Pero eso si, NO digamos nada contra el daño ambiental sin mitigación que causa la contaminación del mercurio y el cianuro que utiliza la minería ilegal, ni contra el monopolio que se disputan el ELN y otras organizaciones criminales por el control de las áreas de producción de minerales, gas e hidrocarburos. Por eso es violenta la oposición populista y politizada, a la realización de proyectos minero-energéticos técnicamente desarrollados y que cuentan con la debida mitigación y reparación de la huella ambiental.
Aquí se pregona: “Combatamos la corrupción”. Pero NO se ahorran palabras para acusar, juzgar y condenar por medio de escándalos mediáticos con informaciones que burlan la presunción de inocencia, la reserva sumarial y el secreto de las investigaciones. Son pocas las acusaciones públicas contra los reconocidos delincuentes vinculados a las organizaciones criminales, pues se sabe de antemano que no tienen hígado y si se les contraría, se cobran por derecho. Hay que combatir la corrupción, pero se manipulan y moldean a conveniencia sin respeto a los derechos individuales y en función del “rating” o la figuración en medios, los conceptos de la comunicación de la verdad, la libertad de prensa, el derecho a la información y la reserva de la fuente.
Aquí se pregona: “Es que la culpa es del gobierno”. Pero no se piensa en que la culpa es de todos los que elegimos y nos olvidamos de la sanción social y nos quedamos callados cada que permitimos los abusos de los intereses individuales frente al interés general y cada que observamos que alguien convierte en legal lo que es ilegal.
Aquí se pregona: “Defendamos los acuerdos de Paz”. Pero NO nos damos cuenta que se impusieron violando la voluntad democrática del electorado como constituyente primario. No nos damos cuenta que se pasaron por el congreso a cuenta de corruptas prebendas, clientelismo y contrataciones indebidas. No hablemos de por qué se consignó en los acuerdos de forma deliberada y totalmente insuficiente e inoperante, todo aquello relacionado con la producción de cocaína, el narcotráfico y narcoterrorismo. No hablemos de hacer efectivo el debido reconocimiento de los crímenes ni de las víctimas y la reparación de las mismas.
Aquí se pregona: “La verdad histórica”. Pero NO hablemos de la realidad tal y como fue reportada cuando cometieron los crímenes. No se puede decir que han sido los miembros de las FARC., porque no renunciaron nunca a ser miembros de la organización, sino que la disfrazaron de partido político que trajo directamente la cigüeña al salón elíptico del congreso. No se puede hablar de los que, bajo la falacia de ser exguerrilleros, excombatientes, ex-terroristas, hoy impunes, hacen política protegidos por el Estado, pero siguen vinculados económica e ideológicamente a grupos armados ilegales, narcoterroristas y a Estados controlados por regímenes comunistas totalitarios que esclavizan sus pueblos. Seguramente que eso es normal y no tiene nada de malo. No se hable de que como lo anunciaron desde la Habana, utilizan a fondo la combinación de todas las formas de lucha, legales e ilegales para lograr su objetivo de “tomarse” en lugar de ganarse, limpia y democráticamente el poder.
Aquí se pregona: “El reclamo de los derechos, la protesta e incluso la desobediencia social”. Pero nadie se pregunta antes: ¿He cumplido yo primero con mis obligaciones como ciudadano? ¿He acaso irrespetado o he transgredido los derechos de los demás? ¿Qué le aporto yo a mi país?
Aquí se pregona: “La culpa es de la izquierda. La culpa es de la derecha”. Pero eso sí, NO se puede hablar de la cultura de la legalidad. Ni se puede decir nada de quienes engañando la sociedad han convertido en normal y legal todo lo que antes era ilegal.
¿Cual es la paz que desde Cuba nos mandaron escrita en la nueva versión de la constitución los fastuosos asesores criollos y extranjeros, cuando el país y su sociedad toda, siguen viviendo lo mismo y están, como la mujer ignorada, abusada y golpeada, que tiene que seguir aguantándose todas las noches al mismo borracho que la violó a ella y ahora le viola las hijas después de beberse la platica de la quincena?
FIN / LGEV - 7/24/2020
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