Marcha al descanso de la felicidad eterna una gran líder de nuestra sociedad: Maritza Uribe Senior de Rodríguez
Foto: Diario El Colombiano |
En esta madrugada del 22 de mayo en medio de un mundo que camina a lo desconocido, y dejando entre todos nosotros millones de alegrías que se convierten en recuerdos inolvidables, salió Maritza en busca de su adorado Otto, su “Vida”, su compañero inseparable de siempre, de su adorado hermano Fernando, de las alegrías de su padre Eduardo, de Tita, su madre y compañera. Salió en busca de más alegrías, de más historias y de más almas a quien ayudar y servir, de todos sus amigos que partieron por delante. Y así salió de este mundo, amada por todos, porque amar, ayudar, socorrer, dirigir, ordenar y entregar amor sin distinción al necesitado y al amigo, fue siempre el propósito de su existir.
Al cielo la acompañan en paz los ángeles que vivieron en su gran espíritu durante toda su espléndida, generosa y alegre existencia. La llevan a hombros como una reina para que ponga orden arriba como lo puso siempre aquí en este mundo, con ese dulce e infinito don de mando, con ese inconmensurable sentido común que caracterizó su sabiduría y su generosidad, su conversación, sus virtudes por todos siempre atendidas y admiradas.
Su gran corazón seguirá en todos nosotros como el símbolo más esplendoroso de vida. Para sus hijas e hijos, sus nietas y nietos, para todos los que hemos sido parte de su familia, para sus amigos, para esta sociedad antioqueña, su legado es el gran corazón que alegro a las personas más indefensas, a las que nunca dejo de ayudar. Maritza, seguirá siendo la gran directora de todos los que la conocimos y vimos sus alegres y ocurrentes travesuras. Su forma de ser, fue y será la representación más vívida de cómo se debe cumplir y servir, satisfacción plena para Mater, esa loable misericordiosa comunidad de la que tambien fue el corazón y su más insigne líder. Y es que Maritza, representó siempre, mejor que nadie, la silenciosa mano amiga del propio Sagrado Corazón de Jesús, del cual fue también sin duda, su más devota y destacada servidora.
Los recuerdos son todos, y son alegres. Vivirán en ellos en los corazones y en la plenitud maravillosa de sus tres hijas, Elsa, Mariangela y Carolina, sus dos hijos Camilo y Federico, de sus nietos, Natalia, Daniela, Santiago, Miguel, Mariana, Elisa, Verónica y Catalina, de su nueva bisnieta Carlota y de toda su adorada familia. Vivirá siempre entre quienes hemos hecho parte de su casa, de sus emprendimientos, de sus eventos, obras, fiestas y reuniones, de su circo, de sus escritos en el diario de su celebre padre el inolvidable Eduardo Uribe, de los créditos que nos extendió a tantos como gerente de banco, de incontables proyectos a favor de la sociedad a la cual representó como su más dinámica y distinguida expresión.
Desde que tengo recuerdos, para mi, su casa fue mi casa. También, su familia fue mi familia. Fue la madre del amor de mi vida, fue un refugio lleno de cariño y un ejemplo de cómo disfrutar a plenitud cada día. Vivirá siempre su generosa mano en miles de corazones amigos que siempre contamos con su generosidad, amor, cariño y afectos y que seguimos la dirección de esta gran mujer a quien hasta la propia vida supo obedecer con agrado, una líder única, una abuela, una esposa y madre dedicada, una amiga incondicional y considerada como pocas, una directora como no se volverá nunca a poder conseguir.
Quedan tristes toda esa gran comunidad de Medellín y su sociedad, la Colombia del Corazón de Jesús, pero queda el gran ejemplo de amor y alegrías al servicio social de quien fuera sin duda la encarnación más vivida del gran carácter emblemático de la mujer Antioqueña.
Luis Guillermo Echeverri Vélez
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