Es por Colombia
Foto tomada de https://bit.ly/2Z5XsYA |
Por: Luis Guillermo Echeverri Vélez
Agosto de 2019.
Abramos los ojos y el entendimiento y dejemos de jugar a la dialéctica mamerta cuando la que más puede perder es la gente indefensa: la verdadera sociedad colombiana.
Es por Colombia, que todos tenemos que trabajar unidos.
Es por Colombia, que tenemos que rechazar le ilegalidad y la impunidad.
Es por Colombia que hablamos de legalidad, de convivencia y de estabilización, y no de una falsa paz, una doctrina proxeneta de la criminalidad frente al Estatuto de Roma, representada por el empeño degenerado de gran parte de nuestra clase política y de quienes se sienten dueños del monopolio de la generación de opinión, en querer mezclar una democracia como la colombiana enmarcada en los conceptos de libertad y orden por más de 200 años con la falsa dialéctica encadenada a los conceptos anómalos en derecho, de conflicto armado, estatus de beligerancia y derecho de rebelión; a lo cual además le sumaron en Cuba la conexidad de delitos, con el único propósito de exonerar las violaciones de niños, menores adolescentes, mujeres y hombres, el narcotráfico y muchas otras actividades atadas a crímenes de sangre, e instaurar de forma selectiva e ideológicamente sesgada la impunidad para el crimen organizado y sus cabecillas y conexiones políticas en Colombia, y para poder así condenar para siempre a las verdaderas víctimas al dolor de la injusticia, mediante el mecanismo acomodado de una justicia que se dice ser de transición, pero que en lugar de proteger; los jueces del poder del crimen organizado, protegen a los lideres criminales de la justicia.
Es por Colombia, que tenemos que respetar el deber ser, pensar en el interés general y entender que los criminales deben estar en la cárcel y que quienes los convierten en Héroes, hablando o escribiendo, bajo la protección del Estado y escondidos tras un medio o un micrófono, están incurriendo dolosamente en un crimen consignado en el código penal: Apología del Delito.
Se falta y se peca por acción u omisión, por ello abramos nuestra mente y entendamos que obrar dentro de la legalidad es la principal obligación de todo ciudadano colombiano.
Es por Colombia que tenemos que exigirle moralidad y ética a quienes confiamos tanto la dirección de las instituciones como a quienes la sociedad democrática de manera generosa les permite el ejercicio responsable de la crítica.
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