Reflexiones sobre los Desafíos del Campo Colombiano


Nuevos Desafios del Campo Colombiano
Banco Interamericano de Desarrollo Oficina del Director Ejecutivo por Colombia
Luis Guillermo Echeverri Vélez – Economista Agrícola
Director Ejecutivo del BID por Colombia y Perú

(70 años de CENICAFE ‐ Septiembre 10 del 2008)


  • El cambio climático que apunta al calentamiento global con todas sus complejas consecuencias;
  • La preservación y/o utilización optima de los recursos naturales de la mano de la debida preservación del medio ambiente;
  • Las necesidades energéticas, la producción y precios de la energía y
  • Las necesidades alimentarias de las naciones y de una población
  • creciente.
  • (Eugenio Díaz Bonilla y Luis Guillermo Echeverri Vélez; Directorio Ejecutivo del BID, Presentaciones e intervenciones varias sobre la crisis de precios energéticos y alimenticios).
  • Las respuestas tan solo pueden llegar de manos de la inversión en conocimiento y por medio del mismo en ciencia y tecnología.
  • Adyacentes a este escenario están los factores que determinan el cambio global que acontece a manos del crecimiento vertiginoso del conocimiento y la información en paralelo con los factores que multiplican la inequidad. Todas, fuerzas tan críticas como el balance entre soberanías y legislaciones frente a un mundo informado en el cual la ciencia y la tecnología avanzan de manera vertiginosa; la expansión física y económica de las transnacionales y las capacidades limitadas de los entes que crean, aplican y regulan las


Reconocimientos

Agradezco al Doctor Gabriel Silva Lujan y al Doctor Guillermo Trujillo la oportunidad de dirigirme al gremio Cafetero en pleno en este día de celebración. Toda Celebración debe conllevar una profunda reflexión y en este caso los aportes de CENICAFE a la caficultora mundial nos lleva reconocer que es la inversión en conocimiento, en capital humano y mediante este, él avance en ciencia y tecnología constituyen el único rumbo hacia un futuro prolifero para la cultura cafetera como componente esencial de una Colombia agrícola prospera y pujante.


He sido invitado a realizar algunas reflexiones para sumarlas a los documentos de esta efemérides por solicitud de los Doctores Marcela Yepes y Gabriel Cadena. Dos gigantes de la investigación aplicada en nuestro país, a quienes hay que rendir homenaje pues con sus más cercanos colaboradores representan las dos generaciones que por 70 años han conseguido los grandes éxitos de la sostenibilidad del campo nacional y han ubicado a CENICAFE a partir de los valiosos aportes de todas las familias Cafeteras de nuestra nación, a la vanguardia de la investigación de avanzada en el mundo.


Por estos dos científicos visionarios tengo el mayor respeto y admiración como Colombianos ejemplarmente dedicados al progreso de nuestra cultura agrícola y merecen la felicitación de todo el gremio por su gran calidad profesional y directiva, por su empeño en el avance de la caficultora Colombiana y del mundo, por su trabajo que nunca desiste y por la forma tenaz y visionaria en la cual han colocado a CENICAFE dentro del mapa de intereses de los lideres mundiales de la Biogenética y la patología vegetal.


Gracias a ellos dos y a su prestancia entre la elite científica internacional, cuenta hoy el grupo cafetero con un recurso humano de lujo y un centro de investigaciones que con muy pocos medios y recursos ha logrado entreverarse entre el Network científico que lidera los trabajos genómicos del reino vegetal. (Cornell University, University of Maryland, University of Arizona, Institut de Recherche pour le Developpement in Montpellier, France (IRD), The Institute for Genomic Reserarch (TIGR) and the University of Wisconsin.


Finalmente, quiero con este trabajo agradecer una vez más al Doctor Jorge Cárdenas Gutiérrez, quien fuera mi mentor en épocas tempranas cuando como consultor del FONDO NACIONAL DEL CAFÉ me permitió hacer una serie de diagnósticos intensos del agro-Colombiano, establecer una relación científica entre la Universidad de CORNELL y el gremio Cafetero que durante casi 20 años se ha fortalecido cada vez más. Dos experiencias que me han llevaron a nutrir mis conocimientos al recorrer áreas agrícolas y procesos agroindustriales y comerciales por diversas regiones del mundo en busca de orientación, conocimientos y oportunidades de negocios para el gremio cafetero y para la agricultura tropical Colombiana.


Me honra el gremio cafetero al haberme encomendarme la participación en este evento al lado de tan importantes científicos y dirigentes, y se sumen mis pensamientos a este tributo a la cultura que encarna las virtudes del Campesinado Colombiano.


Introducción

“La historia de cada Nación se escribe de acuerdo con la forma en que cuide sus suelos”. Teodoro Roosevelt.


Grandes lazos de cariño y amistad heredada de varias generaciones de arrieros, caficultores, dirigentes políticos y gremiales que me anteceden me unen a la Federación Nacional de Cafeteros. En la conmemoración del cincuentenario de CENICAFE, es un honor para mí presentar ante este foro un trabajo compuesto de algunas reflexiones sobre los principales desafíos que enfrenta hoy el campo Colombiano, queriendo aportar a la búsqueda de soluciones a los problemas globales de talla mayor que amenazan el patrón de desarrollo económico sostenible observado en las últimas décadas.

Este trabajo contiene apreciaciones personales desde la perspectiva que como hombre que creció en el campo Colombiano y como economista agrícola Corneliano tengo de los problemas actuales. Resume observaciones a partir de la posibilidad que por años he tenido de comparar nuestra agricultura con la de muchas otras naciones y varios análisis de la problemática agrícola regional y contiene lo que hoy puedo apreciar desde el palco privilegiado que representa el Directorio Ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en donde represento los intereses del gobierno nacional.

Por más de un lustro una de las líneas de trabajo que me e impuesto es la de influenciar al grupo BID para que participe de manera mucho más dinámica en el estimulo del desarrollo rural de la región y especialmente en materia de reconocer y dinamizar la agricultura tropical y su función frente al cambio climático, la seguridad alimentaria, la deforestación y el balance entre la producción agro-alimenticia, la generación de fuentes alternativas de energía y la preservación ambiental.


Del progreso de CENICAFE depende esencialmente la sostenibilidad de la cultura de este cultivo que tanto le ha dado a nuestra nación y a todas nuestras familias. Por lo tanto de la misma forma en que debemos hacer mención especial del trabajo visionario del Presidente de la República y sus Ministros de Hacienda y Agricultura con el gremio cafetero han adelantado para utilizar los frutos de la revaluación monetaria que hemos vivido blindando la capacidad de compra del Fondo Nacional del Café, debemos reflexionar aquí sobre alternativas para asegurar las inversiones necesarias que le permitan a CENICAFE multiplicar en el futuro realidades tan trascendentes como los que hasta la fecha le han aportado al país sus científicos e investigadores al mejorar científicamente el manejo de suelos y las aguas, mejorar la tecnología agronómica donde la productividad por hectárea se multiplicó por 5, al crear los beneficiaderos ecológicos, las Variedades Colombia y Castillo, al mejorar la protección del medio ambiente y darle valor agregado a los subproductos del cultivo.


¿Ahora nos queda preguntarnos que sigue? ¿Que queremos de la Agricultura Colombiana? ¿Quién y cómo va a responder por la sostenibilidad de campo?


Resumen:

- La sostenibilidad de nuestra Civilización hace necesario repensar y revolucionar la agricultura en función de tecnología -


En conmemoración de los 70 años de CENICAFE los siguientes puntos recogen un trabajo de reflexión sobre las variables que debe tener en cuenta el país para plantear, desarrollar e implementar un conjunto de políticas que le permitan a nuestra agricultura tropical y por tanto a todo nuestro desarrollo rural cumplir a fondo con el papel fundamental que deben desempeñar en la integración de nuestra economía a un mundo globalizado.


1- El papel del trópico en el marco de los grandes retos globales. Es necesario avanzar en una concepción de la Política Agrícola Tropical Colombiana acorde con la problemática mundial que se enmarca en mayores dificultades alimentarias que provienen de cambios en oferta y demanda, el cambio climático y el calentamiento global, la preservación del medio ambiente y los recursos naturales y los problemas energéticos. Los países con agricultura tropical juegan un papel primordial en los debidos balances que deben existir al manejar estas cuatro variables que resultan cada vez más determinantes en el progreso de nuestra civilización.


2- Cobra Importancia de la Seguridad Alimentaria. Es importante que el país incluya un sistema de políticas agrícolas tropicales y este marco que las afecta en sus planes de desarrollo a corto, mediano y largo plazo de manera que estemos preparados para los ajustes que se sienten ya en los mercados mundiales de granos y alimentos, en los energéticos y en sus incidencias en las diversas economías.


3- Inversión en conocimiento como único medio para lograr el Desarrollo agrícola Sostenible. El Desarrollo sostenible no se consigue sin la debida inversión en capital humano y por medio de este en ciencia y tecnología. Capital humano que se debe formar en los centros y con los lideres mundiales que desarrollan la tecnología de punta. Para llegar a tener políticas eficientes se requiere inmediatamente sembrar en conocimiento pensar a largo plazo en que el país desarrolle una base científica y una ingeniería poderosa y capaz de responder a los nuevos retos globales.


4- Entender la importancia de la preservación del sistema Andino del cual depende la vida de la Amazonía. Colombia debe liderar desde el BID la integración de las Redes de Investigación regionales, empezando por la del sistema Andino con la Amazonía y un fortalecimiento de sus relaciones con las universidades líderes en EE.UU., Europa, Asia y Oceanía (AU y NZ). Colombia debe trabajar su política exterior con un énfasis fuerte en la conformación de una Red de Trasferencia Tecnológica a la región e internamente debe hacer las provisiones y apropiaciones necesarias para conformar y extender el modelo Cafetero a una Red de Extensión y Seguridad alimentaria que cubra los demás productos tropicales y de alturas andinas en que nuestra naturaleza nos permite ser líderes en el mundo o contar con fuentes claras de producción local que nos permita tener alternativas para no depender de suministros externos.


5- Llevar todo el concepto amplio de Seguridad Democrática al campo Productivo y atender eficientemente la problemática social de nuestra ruralidad de acuerdo con la vocación optima de la tierra en cada localidad. Este el único camino para hacer sostenible el gran adelanto en el cambio que ha vivido Colombia en los últimos 6 años. Para ello nuestras políticas agrícolas tropicales deben mirar nuevos sistemas de Empresariado Rural, como por ejemplo incentivar la creación de Unidades Sostenibles de Producción Agrícola Tropical sobre la base de buenos servicios de extensión que ayuden jóvenes empresarios a realizar de forma asociativa, profesional, ordenada y programada las labores del campo que en casos como el de la caficultora están en mano de una población que envejece. Para ello Colombia debe mirar internamente y utilizar los Sistemas Cooperativos que tanto le han ayudado al campo nacional dentro de la estructura cafetera y en la propia ganadería por medio de Fondos Ganaderos Departamentales o regionales.

Se requiere un liderazgo recio y definido para poder hacer que los sistemas federativos se saneen y que desaparezcan de nuestro país fenómenos tan nocivos y oscuros como los que sufre el campo nacional. Tres ejemplos son el del conocido “Cartel de los Derretidores” que esta exterminando la economía de 350 mil familias pobres del campo nacional que subsisten del comercio y del trueque de la panela que artesanalmente producen; el dominio y posesión de la gran mayoría de las tierras ganaderas del país, plagadas por el dinero fácil del narcotráfico, fenómeno que ha apartado de los campos a las personas normales que estén dispuestas a vivir el día a día que exige un trabajo eficiente de los nobles oficios pecuarios y la siembra ilícita de coca, amapola y mariguana a lo largo de todo el territorio nacional en unos casos deforestando selva tropical humada y terminando con el medio ambiente en otros acribillando los bosques naturales que generan las aguas y mantienen las lluvias del sistema de las cordilleras de los Andes y en otros incluso desplazando actividades agrícolas y ganaderas.


6. Crédito, sistemas de soporte e Incentivos y capacitación técnica avanzada. Profesionalización del Campo depende de dos factores; el crédito a buen plazo y taza y la formación de recursos humanos tecnológicos o de segundo nivel. Trabajo que viene realizando el SENA pero que una política agrícola tropical acertada debe contar con mecanismos mucho más poderosos para conseguir que algún día el campo nacional cuente con paquetes tecnológicos debidamente acreditados por investigación científica en escala comercial y por unos sistemas de extensión eficientes. Pocos incentivos ha tenido nuestra política agrícola y es hora de que el campo nacional haga una reflexión menos inmediata de las que estrangulado por la violencia se ha visto obligado a realizar en las últimas 5 décadas.

7. Comunicaciones (Información) y Transporte. Sin duda el campo nacional no podrá desarrollarse sin vías de competitividad. Competitividad que está tan relacionada con los mercados internos e inmediatos como con la salida de una país encerrado en montañas a las costas y por medio de estas al mundo globalizado.


8. Recuperación de Forestas y Suelos. La preservación del suelo y la reforestación y toda tecnología que lleve al mejoramiento de los primeros acompañada de todo tipo de estrategias que nos lleven a llenar de árboles y plantas “oxigenantes”, todos los espacios que no estén dedicados a la producción agropecuaria intensiva deben ser un propósito nacional de corto y mediano plazo. Los Colombianos más que cualquier otra nación en el mundo debemos ser jardineros que se ocupen de la riqueza natural que tenemos en esta tierra tropical accidentada por los Andes, llena de microclimas y diversidad. Esto debemos entenderlo y asumirlo como la principal responsabilidad cívica con nuestra tierra, es algo que políticamente debe ir de la mano con el respeto por la vida y por lo ajeno. Debe una política agrícola tropical de avanzada trabajar con las poblaciones para que se instaure un gran programa de viveros nacionales y todos los Colombianos entendamos el sentido de cambiar árboles por droga de manera que recuperemos nuestras forestas, nuestros suelos y nuestras aguas que no son otra cosa distinta a nuestra más preciada riqueza despues de la vida misma.


9. Inversión en sistemas de recolección, preservación, manejo y utilización eficiente de las aguas. Finalmente requiere la política agrícola estar compaginada con la utilización óptima debida del recurso hídrico que es parte de nuestra gran paradoja nacional. La principal riqueza en el mundo es el agua. Colombia es rica en aguas y desaprovecha y pierde e utiliza mal las aguas. Es fundamental para el futuro de nuestra nación y de nuestra agricultura que creemos sistemas grandes y pequeños de recolectar, preservar, manejar y utilizar eficientemente este recurso.


Consideraciones en el camino hacia una nueva generación de Políticas Agrícolas: Locales, Nacionales y Regionales

Vivimos un momento histórico en el cual Colombia debe replantear muchas de las Estructuras que Asocian el Desarrollo Rural con la sostenibilidad de su desarrollo estructural en el futuro.


El objeto de este trabajo es aportar elementos de reflección y consideración a la creación de nuevas políticas de desarrollo para el campo Colombiano. Este documento pretende provocar a quienes desde esta institución y desde otras agremiaciones sectoriales del agro y la industria, incluidas la SAC, la ANDI y también los Ministerios de Agricultura, Hacienda, Educación, Comercio y Turismo y Comunicaciones ayudados por el DNP tienen la tarea y el reto de volver hoy a pensar en el futuro del campo nacional y darle importancia y vigencia a las políticas agropecuarias de nuestro país.

Pretende este trabajo además provocar a la dirigencia nacional para que piense hasta donde ha llegado CENICAFE con una disponibilidad precaria de recursos y reconozcan el valor presente y futuro de invertir en la formación de “Capital Humano” con credenciales científicas de avanzada para luego poder conformar los demás centros de investigación y los servicios de extensión que tanto necesita y requiere todo el desarrollo del agro nacional en Colombia. “El Desarrollo solo se logra con gente debidamente capacitada, acreditada y reconocida; no es cuestión de malicia, suerte, tenacidad ó vehemencia”. Doctor Gabriel Cadena.

Y no son solo los entes enumerados los llamados al tercio, pues hoy gracias al creador y a la voluntad del pueblo Colombiano por primera vez en muchos años tenemos un Presidente Agricultor y Ganadero, de los que se ha terciado un saco de abono en las costillas, ha aporcado o limpiado en un surco y se ha tallado las manos con un rejo para aguantar una vaca y poderle curar el ombligo a un ternero. Tenemos un Presidente que sabe manejar una finca y conoce, como el que más, los diversos oficios de un cafetal y de un corral y es precisamente por eso que entiende las necesidades del pueblo y sabe darse al dialogo cotidiano con sus gentes mientras al mismo tiempo sabe de economía, de leyes y de relaciones internacionales.


El Señor Presidente más que nadie comprende la importancia de la seguridad alimentaria para la sostenibilidad del desarrollo de nuestra nación dentro del marco de seguridad democrática en el cual bajo su liderazgo viene trabajando toda Colombia. Pero es imperante que los líderes empresariales, gremiales y los demás Ministros, de Minas y Energía, el del Medio ambiente y la vivienda, el de Defensa, el del Interior y la Justicia, el de Transporte, el de Cultura y el de Salud comprendan que sus gestiones y los frutos de las áreas que ellos administran nuevamente van a depender en buena parte de que la suerte de nuestra agricultura y de que toda la cadena agroindustrial pueda garantizar la seguridad alimentaria frente a un futuro en el cual tanto la demanda mundial de alimentos como los costos energéticos encarecerán los insumos, el transporte y toda la estructura de costos de las economías. Seguridad alimentaria que en Colombia se engendra entre las laderas de los cafetales para luego expandirse por valles y planicies de la patria.

De la misma forma en que la vocación de nuestra geografía y de nuestros recursos nos llevan a producir energía hidroeléctrica, la vocación de nuestra producción agrícola depende de las condiciones del trópico y del sistema Andino y es en estas vocaciones naturales donde esta la capacidad de diferenciarnos y competir interna y externamente en una mundo globalizado.

Deben saber y tener presente nuestro dirigentes que aunque bastante ignoradas por décadas las políticas agrícolas cobran de nuevo fundamental importancia en la sostenibilidad de las economías y que hoy no se pueden despreciar, como ocurriera desde la posguerra cuando la revolución verde y la internacionalización del comercio agrícola apalancaron el desarrollo y le permitieron a los gobiernos dar como un hecho cierto y descontado lo rural en la inmediatez que caracteriza las decisiones de la administración pública y privada contemporánea.

Y es que poco pueden razonar sin equivocarse sobre la realidad del campo nacional quienes solo tienen como referente la cultura que impera entre los analistas económicos y de mercados para quienes todo gravita alrededor de las centésimas detrás de la coma de toda una serie de operaciones referidas al PIB, de la taza de cambio y las valoraciones del riesgo país o de las
determinaciones de las autoridades monetarias y de las medidas del Gobierno y que frecuentemente ignoran la importancia de cosas tan básicas como la implantación de tecnología al buen manejo de suelos, pastos, semillas, cosechas y tantas otras prácticas mundanas que son lo que realmente determina que el país tenga ese producto agregado, al cual ellos se refieren al hacer sus relativas inferencias numéricas a cifras históricas.

La respuesta al desarrollo rural solo puede empezar por la razón sobre el conocimiento preciso del acontecer real en el campo. Y este acontecer solo se establece con inversión en capital humano Colombiano altamente calificado que genere soluciones acordes a la diversidad de nuestros problemas y a la heterogeneidad de nuestra geografía combinados con conocimientos y tecnologías de punta. Requerimos de ciencia sólida aclimatada a lo nuestro. No se puede exponer y supeditar la formulación de las políticas agrícolas que requiere Colombia a los intereses particulares de grupos de presión de los que se ocultan en las amplias faldas de la mal llamada sociedad civil, ni a la ciencia alquilada a los grandes intereses de las transnacionales, pues si bien en muchos casos sus intenciones son buenas sus intereses son limitados por la maximización del retorno pecuario y sus posiciones resultan radicales frente a una realidad global política y social muy compleja que requiere responsabilidades compartidas en lugar de oposiciones vehementes ó intereses netamente angurriosos.


Colombia debe invertir en multiplicar a CENICAFE y en crear un CENICAFE para cada uno de los cultivos que representan nuestra seguridad alimentaria. Por esfuerzos propios ó compartidos, por vía de endeudamiento con la multilateral ó a fuerza de convencer a otros de que inviertan en nosotros; cada cultura de cultivo tropical de las que son viables en nuestra geografía, requiere un CENICAFE y requiere además que multipliquemos a CENICAFE como eje fundamental del futuro de nuestra caficultura, como centro de transferencia de ciencia aplicada y tecnología a otros centros similares y como modelo ejemplar de excelencia en el cultivo Tropical que más empleos rurales genera y soporta desde México hasta Perú incluido el Caribe insular.


El Trópico contiene más del 80% de la pobreza en un mundo que para el 2030 van a vivir 8.3 billones de seres humanos que para cubrir sus necesidades básicas alimenticias necesitaran que los agricultores produzcan 30% más de los granos que actualmente se producen. Y esto en un mundo donde solo el 11% de la superficie es cultivable y solamente un 3% representa terrenos que se pueden considerar como fértiles. En un mundo donde las practicas de producción agrícola convencionales han degradado ya un área equivalente al tamaño de los territorios de los EE.UU. y Canadá. Prácticas que nos han llevado a que la productividad de cada cosecha anual dependa más de la utilización de químicos, pesticidas y fertilizantes. En un mundo donde la evaporización de la humedad de la tierra ha hecho emerger la salubridad de los suelos rocosos requiriendo cada cosecha de mayor utilización de agua en los procesos de irrigación. (National Geographic Magazine / Septiembre 2008 pgs. 88 a 107).


Paradójicamente, el trópico es fotosíntesis, luz, lluvia, aguas corrientes, evaporación; el trópico oxigena y es en el trópico donde más de se desforesta a manos de los cultivos ilícitos, de la tala de maderas por fuera de programas de reforestación sistemáticos y de las necesidades de leña para cocinar de las poblaciones que viven en la indigencia. Este trabajo es un llamado a la corresponsabilidad pues es en la subsistencia de los trópicos en donde residen las posibilidades de que la ciencia y la tecnología acudan el futuro de nuestra civilización.
El contexto generalizado o global de la problemática rural Inequidad y Pobreza, problemas de todos; no son un tema del campo ó la urbe. -“Si aquí llueve por allá no escampa”.

Hay hoy muchos analistas que creen que se puede separar lo urbano de lo rural y que en la medida en que crecen los problemas urbanos no se requiere mirar con más atención el debido desarrollo de la ruralidad sino atender de forma prioritaria las complejidades de los grandes centros. Quienes piensan y concluyen así, están equivocados. La historia lo confirma y la historia nuevamente lo demostrará. Al sumar el valor de toda la cadena agroindustrial al PIB agrícola rural.


Anexo 1 Valor Agregado Agrícola y Producto Interno Bruto

País

Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú, Uruguay, USA, Venezuela

Agricultura Básica

(PIB Ag/PIB) 4.6%, 4.3%, 1.8%, 5.6%, 8.0%, 11.3%, 4.6%, 6.6%, 6.2%, 0.7%, 4.0%

Sector Agrícola ampliado

(PIB Ag+ / GDP) 32.2%,26.2%, 15.3%, 32.1%, 32.1%, 32.5%, 24.5%, 31.8%, 34.8%, 8.1%, 20.5%

Fuente: Multidimentional Role of Agriculture inthe 21st. Century. IICA. San José de Costa Rica, July 8th 2008. By: Chelston W.D. Brathwaite. (Diretor General IICA)

Razonemos sobre cómo adaptarnos sobre la marcha, a la velocidad de cambio global enmarcado por inmensas disparidades concomitantes.


Hoy la agricultura en todo el mundo pasa por una época compleja, grandes adelantos acontecen y otros se vislumbran a partir del impacto de la informática y su efecto en todas las ciencias derivativas (cambios genéticos, información satelital, nuevas tecnologías, grandes adelantos en ciencias: derivativas y convergentes) y a la vez a la agricultura la afecta una crisis energética de precios y disponibilidades, acompañada de problemas de precios en los alimentos básicos, de una desaceleración de la economía en los países desarrollados que se expande al resto del mundo y de un aumento significativo en la demanda de alimentos apenas propio de los adelantos que ha realizado el mundo en pobreza y desarrollo durante un periodo el periodo de crecimiento generalizado que hemos vivido en la ultima década. (Reporte del Banco Mundial)

Todo parece indicar que la Agricultura mundial requiere una nueva revolución verde para poder garantizar precios y abundancia.


Según los analistas del USDA., esta complejidad de factores apunta a que los precios de los productos básicos (en particular los granos) sigan aumentando por razones estructurales al menos hasta el año 2012. “Es apenas predecible, que dentro de una condiciones de encarecimiento de los combustibles y por tanto del transporte y de todos los insumos; el crecimiento de la población mundial en los países del tercer mundo y la mayor demanda en mercados tan significativos como los Asiáticos (China, India y todo el litoral Pacifico tanto Insular como peninsular, etc.), seguirán presionando la demanda de alimentos básicos, mientras tan solo 4 ó 5 naciones: Brasil, Argentina, Australia, Nueva Zelanda, Sur África, conforman la gran mayoría de la oferta disponible de granos y la posibilidad de aumentarla en el corto y mediano plazo”. (Martín Piñeros. IICA, 2008)


Esta problemática resulta genérica a todo un mundo que está azorado por las variables que se mueven en una escenario que hoy marcan cuatro factores profundamente ligados: políticas locales; el manejo debido de la propiedad intelectual y la capacidad de absorber y aplicar nuevas tecnologías.


En un mundo amenazado por cambios de marca mayor la contribución de la agricultura tropical como factor para mitigar la problemática anteriormente descrita y en particular los efectos que vienen acelerando el cambio climático resulta abrumador pensar en el rezago de Latinoamérica y el Caribe, de todo el mundo tropical, excepción hecha del Brasil en materia de inversión en investigación, desarrollo, transferencia tecnológica, políticas, infraestructura productiva y servicios de extensión agropecuaria. (comparativo de inversión por países y transnacionales en inversión ciencia y tecnología)

La importante y esencial función del Sistema Andino frente a los problemas globales que enfrenta el mundo contemporáneo.


Sin una agricultura sana y apropiada en los Andes, sin unas cuencas hídricas protegidas y vigorosas, sin una foresta densa y fuerte, no tendremos más que la erosión en unas laderas desprotegidas y sin foresta y como consecuencia, una amazonía agonizante.


A veces nos olvidamos que todo el sistema amazónico depende de los regimenes y sistemas de lluvias y aguas en los Andes. Sin árboles y bosques naturales en las copas de las cordilleras no llegan las lluvias ni brotan los aljibes, sin agua en los Andes al deforestarse nuestras cordilleras la selva se transformara en áridas sabanas y posiblemente en zonas desérticas en un periodo no muy lejano.


Entonces está en manos de la agricultura tropical en todo el corredor Andino, en su apropiado manejo, en políticas agrícolas acertadas y en un buen cuidado del recurso hídrico, está encomendada la única solución al entuerto en que puede caer entrampado el principal pulmón de la humanidad: La Selva Tropical Húmeda.


(Luis Guillermo Echeverri Vélez, Directorio Ejecutivo del BID, Intervenciones Varias sobre desarrollo rural, cambio climático, la región Andina y la Co-responsabilidad internacional frente a la problemática de la droga y la deforestación de la selva tropical húmeda; 2004, 2005, 2006, 2007, 2008).


Esta reflexión no es otra que la simple composición de lugar de que son las aguas de los Andes y el trópico con su fotosíntesis, con sus especies, propias de la exuberancia que nos caracteriza, son la sangre que alimenta y el músculo que mueve ese pulmón por el cual respira toda la tierra.


Es en nuestras tierras tropicales en donde deben haber mayores forestas oxigenantes en crecimiento continuo y ordenado, en donde debe aprovecharse hasta el último palmo de tierra para que exuberantemente crezca de manera continua, 365 días al año, 24 horas al día, todo aquello que oxigena, de manera que logremos compensar al menos el daño creado por la deforestación que a manos de la pobreza y el delito sufrimos y por la nociva contaminación que la polución industrial y la vida urbana han creado.

Debemos convertirnos en una nación que reforeste por devoción y en un país que en el mediano plazo pueda tener unos ingresos adicionales, pues pueda pedir que le paguen por oxigenar y así hacer los ahorros que nos lleven al desarrollo y a la preservación de nuestra riqueza.


Está en nuestras manos resolver; si estos factores esenciales juegan dentro de una nación como parte de un mismo equipo que representa la bandera del desarrollo sostenible, si sabemos hacerlo de manera coordinada y armoniosa ó si enunciar dichos problemas hace tan solo parte o representa la habladuría ruidosa sobre la cambiante temática de moda o los intereses de patrocinadores privados con diversos objetivos.


Está en las manos de los países adyacentes a la línea del trópico (en donde esta concentrado el mayor numero de personas que viven en la pobreza del mundo y donde a la vez está la única posibilidad de oxigenar), en donde deben confluir políticas agrícolas internas que se combinen con iniciativas y políticas de corresponsabilidad y cooperación global para que nuestra región pueda contar con inversión suficiente en ciencia y tecnología de modo que pasemos de ser el problema, a representar la solución a un mal tremendo, del cual las naciones desarrolladas son tan responsables como nosotros mismos.


El Marco Lógico para unas políticas progresistas a favor de la Agricultura Tropical 


Esta problemática global lleva a que hoy cobre prioridad en las políticas nacionales el tema de la seguridad alimentaria y a que se preste especial atención a los siguientes factores de manara que el futuro del campo Colombiano sea prospero y contribuya a que tengamos un país sostenible, alimenticia y energéticamente:


1- Enfoque de Especialización Sub-regional. Capacidad de los países de especializar sus regiones productivas con tecnologías de punta y determinar aquellos productos en los cuales puede y debe ser autosuficiente y aquellos en los cuales tiene posibilidades de suplir demandas globales o mercados naturales. Colombia tiene cinco sub-regiones, cada una de las cuales debe determinar, dentro de la gama de micro-climas que tiene, qué puede producir eficientemente y en función de qué costos y demanda y de qué mercado real.

2- Capacidad de los países de producir energía y mejor, si esta puede ser eficiente: limpia, abundante, austeramente utilizada y generada costos razonables o menores que los de otros países. Colombia tiene un gran vocación de producción de energía hidroeléctrica y al mismo tiempo un gran potencial minero en carbones y gas natural. La producción de Bio- combustibles puede ser viable en algunos casos especiales pero requiere un análisis de costos y riesgos detallado, no es un área en la cual el país deba experimentar de forma irresponsablemente a partir de iniciativas políticas propias de modas u oportunismos. La reforestación y la biomasa son apuestas a largo plazo en las cuales si debe jugarse el país pero solo sobre la base de solidez en la ciencia y tecnología, con lo cual no contamos aún; ese no es un tema de corto plazo, debe hacer parte de una política de Estado a muy largo plazo, 30 o 40 años (Así como lo hizo Brasil y teniendo en cuenta las magnitudes y diferencias del caso).


3- Capacidad de los países de generar, preservar, manejar y utilizar debidamente el recurso hídrico con que cuente. Al recurso más valioso que tienen nuestra nación despues de sus juventudes son sus aguas. Colombia tiene agua en abundancia y desperdicia, no maneja, sub-utiliza y no valora este recurso, escaso ó inexistente en muchas otras naciones. Ojo atento, que sin duda por centímetro cúbico embotellado, ya su precio supera ampliamente el valor del propio petróleo. (Hoy en día en el mundo desarrollado, vale más un litro de agua que uno de gasolina y en muchas partes del mundo simplemente no hay agua).


4- Contar con una buen política, normatividad y un sistema de coercibilidad fuerte y moderno, en materia de propiedad intelectual. Es todo un tema la capacidad de los Estados para negociar y tratar con unas pocas transnacionales que controlan las semillas, los insumos y los sistemas de distribución así como los merados de granos y alimentos básicos y con aquellas que están ya patentando toda la modificación genética y por tanto adueñándose del futuro.


5- Capacidad de los países de producir granos básicos y/o realizar acuerdos bilaterales con los pocos países productores de granos básicos que poseen la posibilidad de exportar y abastecer otros mercados. Los países importadores netos de granos básicos que no tengan alternativas de producción o substitución propia verán de alguna manera comprometida su seguridad alimentaría lo cual hará mucho más vulnerables sus economías con el raudo pasar de los años.

6- Capacidad de los países de desarrollar su potencial productivo agropecuario y de sustituir en sus dietas básicas la importación de granos tradicionales por productos propios y sus derivados. Los países tropicales debemos invertir sin cuartel en capacitación humana, ciencia y tecnología de productos tropicales, de manera que podamos contar con los paquetes tecnológicos, culturales y de manejo y mercadeo que tanto necesitan los productos tropicales que aún no cuentan con todo este soporte y sigamos sosteniendo lo que tenemos. Esa será la única forma de poder llegar a contar con una producción agrícola tropical sostenible gracias a la eficiencia en sus costos, pensando en cubrir primero nuestros mercados internos y luego poder exportar de forma más eficientemente lo que tenemos y otros productos diferentes a los que tradicionalmente vendemos.


7- Capacidad de los países de desarrollar y/o adoptar y adaptar nuevas tecnologías a su producción agrícola acompañadas de sistemas funcionales y eficientes de compra, proceso, mercadeo y distribución de alimentos. Todo esfuerzo que se haga en invertir para fortalecernos en esta dirección es sembrar en seguridad alimentaria, social y física en el futuro que representa riqueza comparativa frente a otras naciones que al ser importadores netos de alimentos y energía están en franca desventaja con naciones como la nuestra que tiene el potencial de ser exportador neto en ambos reglones. Internamente hay que establecer mecanismos para garantizar el suministro y que la actividad agropecuaria en general sea sana, rentable y sostenible; algo que nos lleva directamente a realizar un análisis de la problemática interna del campo nacional y pensar en su futuro con mente amplia y apuntando a la agro-industrialización.


Colombia: La Problemática que enfrenta el Campo Nacional.

Necesitamos participar todos en la construcción de un nuevo conjunto de políticas agrícolas pues en un país tan heterogéneo por ser tropical y estar compuesto de micro climas y abocado a cultivos en extensiones relativamente pequeñas, si el interés general no esta debidamente servido, de poco vale atender los lloriqueos oportunistas de los pocos que controlan un gremio o un sector en particular.

Examinemos algunos de los principales problemas que tiene el campo Colombiano dando por hecho que la seguridad democrática ya debe ser algo que en Colombia se considere política de estado ligada a la sostenibilidad nacional y a su seguridad alimentaria. Algunos aspectos que a mi juicio requieren especial atención para poder construir unas políticas agrícolas eficientes y sostenibles son las siguientes:

† Carencia de una Política progresista de reconstrucción de los Servicios de Investigación y Extensión.

Requiere hoy más que nunca, una Colombia a la cual dos periodos de gobierno de un hombre de Campo le han devuelto la esperanza a lo largo de su variado territorio, que las instituciones que por varias décadas han estado relegadas y acuarteladas en las capitales a razón de la rampante e injusta violencia en el campo, se desperecen, se actualicen, se dinamicen y se desplieguen y desparramen nuevamente por regiones, fincas, parcelas y tajos. Hay que salir a transferir conocimiento de manera ordenada y metódica, a darle respuesta y aliento a la esperanza renaciente. Hay que recorrer para motivar las juventudes y los que por años han sudado en nuestras laderas a que no abandonen el terruño. Hay que luchar por preservar el valor que más que nunca tiene cada “surco de siembra”, cada parición, cada mejora, cada nueva técnica, cada joven agricultor o tecnólogo para una nación creciente que demanda soluciones a una problemática agropecuaria compleja que aún enfrentan con valor inconmensurable las gentes de bien a lo largo y ancho de nuestra querida patria.

† La Seguridad alimentaria cobra actualidad, Colombia requiere inversión en el campo necesita que se la garantice alimentos suficientes a precios razonables para sus próximas generaciones.

Todo en la vida comienza y termina por lo más esencial. Todo en la vida atiende primero a la necesidad más básica que es estar vivo y mantenerse vivo. Seguir con vida depende de la seguridad física y alimentaria. Y estas de orden cívico, del manejo del medio ambiente y de nuestra economía. Elementos sin los cuales no podemos construir un futuro social sobre la base del progreso intelectual y material de la educación, las instituciones y la infraestructura. Tales de Mileto calificaba como la principal fortaleza humana; la necesidad. Ya es hora que en Colombia entendamos que es necesario terminar de ordenar nuestro país para que todos podamos al menos poder tener garantizada la vida y la comida y a partir de allí, atender debidamente las demás necesidades de nuestra sociedad.

† Nuestras políticas deben ser selectivas y enfocadas a la promoción de la inversión en los rubros de agricultura tropical en los cuales podamos ser más competitivos doméstica e internacionalmente.
En los libros, en muchas aulas y oficinas, en las pantallas del computador, entre el microscopio, al hombre se le pierde a menudo la perspectiva real del campo Colombiano. El nuestro es un país tropical, de agricultura netamente tropical pero que además esta compuesto de una de las geografías más accidentadas que puede tener mapa alguno en este mundo. Por lo tanto somos una sumatoria de micro climas desparramada de manera heterogénea por todo el trazado soberano, que hasta ahora a logrado la excelencia en unos pocos cultivos y se las ha arreglado para mantener un desorden ineficiente en muchos otros a fin de que los mercados estén abastecidos.

Colombia país tropical de variados micro-climas, significa: Diversidad de suelos sobre extensiones fértiles pequeñas y heterogéneas y a ello se suman el accidentado terreno que genera distancias e ineficiencias. El campo Colombiano es un jardín de paisaje verde, colorido, bañado por ríos, soleado y lleno de pendientes y toda suerte de accidentes geográficos que se encuentra marcado por el clima malsano propio del trópico. Es escenario complejo donde paradójicamente confluyen el origen de la diversidad viviente con las pestes, plagas, parásitos y malezas perpetuas y la exuberancia del fenómeno de la fotosíntesis en su más pura y vigorosa expresión. Paradoja constante de la vida y la muerte que solo alivia un poco el refrescante aire de la altura en las cordilleras donde nuestros ancestros se asentaron buscando una vida primaveral más sana y llevadera. Nuestro campo es mucho en exuberancia y es poco en producido neto, excepto en aquellos cultivos que transforman en follajes o frutos: la luz, el agua y el calor abundantes. Nuestro terreno es denso en lo verde de la vegetación y escaso en producido de todo fruto ajeno a sus condiciones selváticas.


Como si violencia, injusticia y ríos de sangre fuesen insuficientes, la belleza de nuestro paisaje envuelve la complejidad de una agricultura marcada por la heterogeneidad y por los micro-climas y plagas que le dieron al trópico a acepción de ambiente duro y agreste pero que a la vez oxigena, genera aguas y atrae las nubes para llenarse de lluvias con mucha más fuerza que cualquier otra región que no goce de esa exquisita pero difícil combinación de selva tropical húmeda atravesada por un sistema montañoso tan accidentado como el Andino.

Y es que al pensar en nuestra agricultura hay que pensar en cómo clasificarla y en qué le es propio a sus condiciones naturales.


Lo anterior quiere decir, que la vocación de nuestra agricultura es y seguirá siendo por un tiempo importante agricultura netamente tropical. En algunos casos especiales como las sabanas y valles de altura, propia para algunos productos originarios del sistema Andino y para otros pocos subtropicales, que se adaptan a las condiciones perennes del clima.


En resumen el terreno Colombiano y su agricultura no se puede comparar con las planicies que de los grandes lagos llegan al golfo de México, ni mucho menos con las pampas Argentinas, las tierras del río de la plata, las pasturas Normandas, los campos de granos Europeos, con las despensas de los valles adyacentes a las costas mediterráneas y adriáticas o pacificas de California, México, Chile o el Perú donde las estaciones del norte y el sur alcanzan a marcar diferencias en las temperaturas y otros factores climáticos. Nuestro terreno y climas difieren de los meridionales de Sudáfrica, Australia o Nueva Zelandia, en magnitud y propiedades de muchas áreas del propio Brasil con su gran variedad de condiciones y mucha homogeneidad en sus extensiones Tropicales y Sub-tropicales y en su geografía que no contiene un sistema montañoso como los Andes.


† Necesitamos Políticas de Producción optima en función de la vocación de cada Microclima.

Al razonar sobre estas realidades los invito a que distingamos varias cosas. No es lo mismo que un producto se produzca en alguna parte a que allí su rendimiento sea optimo. No es lo mismo que un producto se dé, a que esa cultura sea la que realmente le corresponda a las condiciones de un clima, de un suelo y de una topografía. No es lo mismo un trópico parejo que uno lleno de variados microclimas al estar accidentado por abruptas variaciones geográficas. No es lo mismo la ladera del oriente que la del occidente. No es lo mismo la llanura del Norte que la del Este. No se puede hablar a boca llena de que contamos con grandes extensiones de tierra disponible en un ámbito enmarcado por una gran colección de microclimas y por la fuerza de gravedad propia de toda pendiente.

† Políticas Agrícolas acordes a las demandas de la globalización.

La globalización significa que hoy en día: Todo se Sabe. Y se sabe en Tiempo Real. – El procesador y el Internet es la gran herramienta que ha revolucionado el conocimiento. Sin embargo, de nuevo el problema es quien es el dueño ó quien posee los derechos de propiedad intelectual de los adelantos tecnológicos y quien tiene el recurso humano capacitado para estar en la vanguardia, de manera que los progresos se establezcan y multipliquen de manera justa a un territorio o región. La globalización no es buena ni mala, simplemente tiene sus propias reglas. Un gran autor la califica de inequitativa; como un factor que multiplica la inequidad; ello puede ser cierto, como cierto es que quien se acomoda a sus condiciones automáticamente abre sus horizontes y hace parte de un mundo integrado.

Los Estados, los gremios sus asociados deben prepararse e invertir fuertemente en ser parte activa de los cambios que impone la globalización y estar conectados con los lugares y las redes de personas que se están ocupando del vertiginoso cambio tecnológico actual y para ello es crítico invertir en preparar capital humano al lado de líderes mundiales en diversos campos de la ciencia y la investigación como lo estamos haciendo en CENICAFE por medio de nuestra alianza con los científicos lideres CORNELL, MARYLAND, TIGR, la Universidad de ARIZONA, la Universidad de WINSCONSIN y el Instituto IRD de Montpelier.

† Políticas que asociadas con los parámetros anteriormente descritos reconozcan y atiendan la gran problemática Social y Económica que vive el Campo nacional despues de que el Estado recupero la soberanía física en todo su territorio y continua su lucha por restaurar el desarrollo rural.

En Colombia el campo es variado y complejo pero de todas formas mientras más lejos se esté de los grandes centros urbanos más crítica es la situación de la ruralidad en materia de pobreza, inequidad, acceso a mercados, transporte y manejo de los cultivos. No se puede hablar en un territorio y en unas condiciones tan variadas como las nuestras, de un modelo único de empresariado rural, deben ser las condiciones de la tierra y la cultura de cada cultivo respaldado por un paquete técnico sólido y una extensión adecuada, lo que debe determinar el modelo a seguir y dictar la vocación que predomine en cada microclima, en cada región cultivable o propia para explotaciones pecuarias. Y lo que es más crítico aún es considerar que el concepto empresarial del campo en Colombia debe en muchos casos ser multimodal ya que al menos toda la agricultura de nuestros sistema Andino precisa en muchos casos como es el del café de la combinación de diversos centros de ingreso para conseguir un rendimiento optimo del campo.

En el análisis de la problemática social asociada a la cultura cafetera, viene el Doctor Perfeti acompañado de la importante planta ejecutiva e investigadora de la FNCC, realizando un trabajo crítico e importante de la problemática social y humana del cafetero, su familia y su propiedad. En discusiones que hemos tenido afloran como los principales problemas la edad promedio del caficultor, la escasez de mano de obra en el campo, los problemas de titularización, las deficiencias del sistema de seguridad social, salud y especialmente pensiones en el medio cafetero.

Viene el Doctor Gabriel Silva con mucho tino insistiendo en crear oportunidades para los jóvenes empresarios en el campo y a esta línea de pensamiento debe prestarle atención la nación y realizar con la FNC un trabajo juicioso que nos ayude a ordenar las prioridades de acuerdo con las oportunidades reales que ofrecen nuestros micro-climas, nuestros suelos y nuestra geografía.


La problemática del país demanda soluciones que incluyan vocación a los cultivos e inversión en función de los cultivos que representen la productividad optima de cada terreo y apunten a la agro-industrialización. Requiere un manejo eficiente e integral de las aguas, algo en lo cual CENICAFE y sus investigadores han conseguido adelantos inconmensurables pero que el resto del país agrícola ignora en medio de una nación que deja escurrir su más preciado recurso. Requiere nuevas formas, creativas, innovadoras, revolucionarias de hacer investigación, extrapolar y aplicar conocimiento científico a las prácticas de cada cultura de cultivo tropical. Requiere el país convertir su sociedad en un ejemplo mundial en arborización y reforestación tanto nativa como comercial y apuntar a una política de reconversión de cultivos bajo el esquema plantado por el Presidente de “árboles por drogas”. Nuestra nación debe dedicarse a la reforestación masiva de especies nativas de manera que podamos preservar el verde de nuestra vegetación y nuestros paisajes. Colombia requiere invertir en fortalecer los sistemas de extensión y pensar en “Nuevos Modelos Organizacionales y Empresariales del Campo”, en profundizar como lo hace la FNCC en las formas asociativas y las acciones Público / Privadas.

Estas políticas requieren sistemas de financiación, garantías y aseguramiento propios de modelos de desarrollo económico. Y hay que reconocer que no puede haber desarrollo rural sin gente debidamente preparada y sin crédito como aliciente.


† Voluntad Política de darle prioridad al desarrollo del campo nacional en función de su vocación natural. Descontando que debe haber continuidad en la política de seguridad Democrática que le ha regresado al la nación su propia soberanía en el campo y la confianza en la inversión y esperanza de un mejor futuro; quien quiera que sea el nuevo presidente de Colombia deberá plantear algo serio en materia de que hacer para mejorar nuestro campo, ese gran espacio rural que se llama Colombia a fin de que la parte Urbana de nuestra nación también viva mejor. Tenemos que dejar atrás el debate insensato y resentido sobre la terratenencia y legislar en función de la debida y eficiente utilización de cada hectárea de tierra, no de la extensión de hectáreas en la escritura. Seguir anquilosados en un debate desgastador, extemporáneo e improcedente sobre el campo, sería equivalente a condenar al industrial y al comerciante a la quiebra al tazar el número de metros cuadradazos cubiertos que pueda tener para fabricar, almacenar o vender y por tanto limitar el número de empleos que pueda generar.


† Contar con una Institucionalidad: Multilateral, Regional, Nacional y Sub- Nacional que defienda con ciencia, tecnología e innovación nuestra agricultura. La institucionalidad que acude y defiende lo rural es muy frágil en toda la región excepción hecha del Brasil. No es una critica a los grandes adelantos individuales de algunos centros, es una realidad innegable si se compara lo nuestro con lo que tiene Norteamérica, Europa y Japón; con la prioridad que le dan naciones sin recursos naturales como Corea del Sur a la subsistencia alimentaria y al mantenimiento de su lánguida capacidad de producción agropecuaria.


¿A qué Costo hay que defender lo rural? Al que sea. Pues sin el campo no hay urbe. Son dos mitades de una misma realidad general y dependen una de la otra. ¿Qué significa esto para el futuro? Poder tener un país seguro, productivo y sostenible.


“Parte de nuestra inseguridad esta relacionada con una función de productividad en los cultivos, que se desplazo de la precariedad en lo licito a la dominancia de lo ilícito”.

Hoy tenemos que preguntarnos que queremos de nuestra agricultura. Plantearnos el futuro que queremos en nuestros capos sobre la base de investigación sólida como lo ha hecho el Brasil y luego Integrar las Cadenas agro-alimenticias en función de mercados ciertos y dándole a los agricultores las garantías mínimas de toda producción eficiente y exitosa.


Un vistazo a los productos más importantes en nuestra gran gama de los productos tropicales y aquellos propios de las Alturas Andinas El Café Se sigue requiriendo pensar seriamente en un posicionamiento que diferencie las Arabigas de las robustas en el mediano plazo. Hay que entender que el negocio del café empieza como una función productiva del agua y termina como un negocio de agua.


Viene la Federación de Cafeteros realizando un trabajo importante en cuanto a identificación, análisis y búsqueda de soluciones a de los principales problemas tanto de la Caficultura como de toda la cultura y la estructura social que gravita por 23 regiones del país alrededor del cultivo. Viene tratando de encontrar valor agregado en los mercados producto de una iniciativa a la cual le puso el hombro el propio Presidente de la República, pero se requiere mucha más agresividad para tratar de integrar a nuestros productores al ciclo completo del negocio cafetero.


Los precios Internacionales y la necesidad de que Gobierno y Gremio realicen un trabajo más agresivo en el reposicionamiento de nuestro café a partir de una estrategia comercial y de mercados que nos permita llegar a una diferenciación de producto drástica con las Robustas y hacer todo lo necesario para programas de certificación de origen y una estrategia verde (no necesariamente orgánica) pero si de preservación del Trópico Andino que valorice nuestro grano y nos garantice unos precios justos.


Yo no entiendo porque nuestros Embajadores, porque nuestros Ministros y nuestros representantes y empresarios ya ni abogan por el café como parte esencial de su lista diaria, como era otro años en cada una de sus participaciones en reuniones y eventos en el exterior. Parece que cuando otros países productores mucho más pequeños encuentran precios más altos en mercado de suaves especiales que viene creciendo desde hace años, Colombia no lidera una diferenciación de producto que lleve a una valoración significativa de las arábigas. Estamos en eso pero harto nos falta.

En el mercadeo las cosas no necesariamente están condenadas a lo tradicional, son lo que el empeño de quien las vende se concentra a hacerlas percibir por parte de quien finalmente las paga. Mi principal lección de mercadeo fue un lema que mantenía visible en su oficina Don Pedro Felipe Valencia, hombre visionario e incomprendido por el gremio que posesionó a Juan Valdez al lado de Miky Mouse, de la Coca-Cola y el Santo Padre; aquel letrero decía: “Reducir costos recortando el presupuesto de mercadeo es como retrazar el reloj para no llegar tarde”. Yo no comprendo como Colombia le apuesta hoy a algo tan efímero como la “Pasión a secas” y deja que su marca insigne ya ni siquiera este en el estrellato como lo estuvo antes para beneficio de quienes nos compran. Volvámosle a apostar con pasión al café. Creo que paramos el reloj y deberíamos de nuevo ponernos al la hora exacta, al día, esta vez utilizando al buen “Juan” para que le entregue precios más justos a esta actividad sobre la cual directa o indirectamente gravita la vida de por lo menos una cuarta parte de nuestra sociedad.


La tierra cafetera. Las determinación de zonas optimas de café y las practicas óptimas para el cultivo dentro del cuadrilátero de sostenibilidad es algo imperioso. Tienen CENICAFE que ocuparse de seguir liderando la investigación de toda el área cafetera, su entorno y primordialmente seguir con su empeño de proteger y mejorar los suelos cafeteros, las aguas del sistema andino, profundizar en el conocimiento de la biodiversidad y su función natural y procurar por la preservación de la foresta tropical húmeda representada por toda esa densa exuberancia en la cual la naturaleza se multiplica.

La finca cafetera. El regreso a los sombríos en las laderas con arborizaciones perennes en algunas zonas del país, la siembra de cacao, plátano y otras variedades frutales y ornamentales propias de la zona conforman un paso fundamental en la sostenibilidad de la parcela productora de café. El mantener la reserva ecológica en los andes (el monte con su bosque natural) es esencial y será sin duda una posibilidad de ingreso futuro, no solo en materia de emisiones si no del pago por oxigenación. En esta función esta todo el potencial eco-turístico y de servicios que complemente la caficultora al tiempo que se determine cual es la medida óptima que debe tener la producción nacional del grano.

El Café es el modelo del desarrollo agrícola sostenible de toda la geografía andina.
Debemos profundizar en el modelo de soporte al café con ciencia, tecnología, extensión y participación en el negocio integrado para luego extrapolar el modelo a los productos tropicales que mejor se dan como el banano y el plátano, el cacao, la caña panelera, la papaya, la Piña y otras frutas tropicales así como el frijol y el maíz y la papa y otros tubérculos autóctonos pueden y deben sustituir harinas y granos importados en el futuro mediato.

Colombia debe convertirse en una nación de vocación reforestadota de especies nativas. Reforestar, sembrar árboles debe ser una convicción religiosa de cada Colombiano desde la escuela. El bosque Andino, la selva tropical húmeda, las cuencas acuíferas, las alturas el sistema de paramos deben ser nuestros templos. Las la conservación de la exhuberancia natural, la arborización masiva de hoja ancha incluso en las áreas urbanas, las explotaciones maderables planificadas, la certificación de maderas, la penalización de la tala desordenada así como la conciencia de no sembrar Coca, Amapola o Mariguana, deben ser propósitos nacionales permanentes arraigados en toda nutra cultura cívica. Tenemos que pasar de ser una fuerza destructiva a un sociedad conservacionista y aprender a que internacionalmente se nos de crédito por ello.


Existen aquí en el trópico muchas variedades de maderas, plantas y frutos industrializadles que requieren paquetes tecnológicos y cultura de cultivo apropiadas con soportes de políticas sostenibles y seguridad en las inversiones y en el mercado que podemos convertir en industrias importantes si se realiza el trabajo de forma ordenada y nos apartamos de la improvisación y el ensayo de los pioneros que siembran por moda o por que creen tener una gran idea sin realmente contar con el debido conocimiento del cultivo, de la tecnología asociada ni del mercado.


En otras regiones del país se presentan avances importantes en pasturas, Palma Africana liderada por CENIPALMA que además debería contar con mas ayuda para trabajar con muchas otras especies como los Palmitos y muchas otros tipos de palma sobre los cuales no se tiene el debido conocimiento científico, agronómico ni comercial.


El Mundo Pecuario no puede ser despreciado en nuestro medio. Debemos aprenderle al Brasil hacer convenios con EMBRAPA, mejorar nuestros ganados y darle eficiencia a la producción ganadera con crédito en especie, con sistemas de extensión como los existieron antes en los Fondos Ganaderos, con mejoramiento de suelos, pasturas, practicas y ganados; Bovinos, Porcinos, Caprinos, Equinos, Mulares Rubro importante de un campo como el nuestro accidentado y rico en agua debe ser la silvicultura en la cual hemos progresado pero de nuevo sin una cultura un soporte tecnológico y una seguridad a la inversión adecuadas.

Múltiples son las actividades que pueden llevar nuestros campos a complementar la agricultura con los servicios dentro de una cultura de desarrollo sostenible y preseravcionista. Hoy el mundo quiere visitar nuevos lugares, conocer sobre biodiversidad, observar aves, mariposas, plantas, flores, disfrutar de paisajes caminando por trochas o recorriendo caminos a caballo, en ciclas, en motos o en cables y todas esas actividades turísticas y un modelo de realización de ciencia investigativa en el trópico son actividades complementarias a nuestra agricultura tropical que debemos desarrollar de acuerdo con la vocación de cada sub-región y cada microclima a lo largo de toda la geografía nacional.


Colombia no utiliza el agua ya lo dijimos no se utiliza, tristemente se escurre y en muchos casos hace desastres. El manejo del agua debe ser prioridad nacional si queremos conservar nuestra vegetación, nuestra exuberancia y nuestros suelos.


Reproducción y utilización de la Biodiversidad sobre paquetes de ciencia ciertos y confiables, no la simple categorización de la misma si no el conocimiento genético intensivo de sus propiedades y el desarrollo de propiedad intelectual a partir de la misma es el futuro de nuestra nación. En nuestras manos esta diseñar las políticas apropiadas e invertir en conocimiento humano creando riqueza o seguir contribuyendo a la destrucción de la misma.

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