Agremiando Valentías





Agremiando Valentías


Por Juliana Velásquez Rodríguez


Llevo varios meses queriendo escribir sobre los gremios en Colombia, con dos propósitos:


1. Acudir a la historia de aquellos fundadores del pasado para una inspiración del futuro.


2. Invitar a una reflexión sobre el rol de los gremios hoy y de ahora en adelante. Las historias no solo son inspiradoras, sino también una muestra de cómo los industriales estaban, con voluntad y talante, agremiando valentías. “Queremos formar una entidad respetuosa, consciente y libre, que coopere en un clima de entendimiento y sinceridad”, dijo Cipriano Restrepo Jaramillo, primer presidente de la ANDI en su fundación.


Me pregunto si los gremios han perdido algo de libertad por prudencia excesiva y si la cooperación con lo público sigue incluyendo intereses comunes o si hemos confundido en algo negociación con cooperación. “He tratado de construir mi estilo de vida, franco, desabrochado, (...) yo quedo contento de decir lo que pienso”, dijo en alguna ocasión Fabio Echeverry Correa, presidente de la ANDI hasta 1991. Y es que la libertad, como me la enseñaron en mi casa, viene con el compromiso irrevocable de decir lo que se piensa, con franqueza, claridad y respeto.


La valentía no es sólo una palabra combativa o reaccionaria. Significa desarrollo. Y de desarrollo sí que sabían los fundadores de los gremios. Don Guti, memorable presidente de la Andi, participó en creación de hospitales, teatros, universidades, cajas de compensación y proyectos de infraestructura. Un gran visionario, con una mezcla de valentía y simpatía que lograba imposibles, como, por ejemplo, la desatrancada del Metro con una llamada al presidente Virgilio Barco, según cuentan sus colaboradores (Memorias Eafit).


Su obsesión era el futuro y la sociedad y profesionales que le iba a dejar al país una vez pasara su tiempo. Si tuviese que escoger, prefiero unos gremios sacando adelante proyectos de desarrollo nacional y regional, de la mano de las universidades y centros tecnológicos. Del futuro deben hablar los gremios. Y para eso, deben jalonar el presente con más contundencia. “¿Tú sabías que la Andi jugó un papel fundamental en el fin de la dictadura de Rojas Pinilla?”, pregunta mi Papá. No sabía. Pero su pregunta me sirvió para investigar sobre el papel de los gremios en la protección de la democracia, al punto de lograr el fin de una dictadura.


En 1957, Rojas Pinilla intentó perpetuarse en el poder a través de una constituyente. Los gremios, incluyendo la ANDI, apoyaron un Paro Cívico Nacional el 6 de mayo de 1957. Este paro involucró a trabajadores, estudiantes, ciudadanos, empresarios que, a través de sus asociaciones, paralizaron la economía, afectando la legitimidad del régimen.


¿Se imaginan hoy un sector privado organizado, a través de sus gremios, teniendo esta conversación? Parece controversial, pero la protección de la democracia debe ser conversación prioritaria en un gremio, alrededor de pronunciamientos con preocupaciones y llamados a la acción concretos y contundentes. La sostenibilidad del sector privado tambalea en gobiernos populistas y enemigos de la libre empresa. Una docena de dictaduras han sido derrotadas bajo el liderazgo de gremios y asociaciones de trabajadores alrededor del mundo.


Los gremios colombianos son plataforma de desarrollo indiscutible, responsables de grandes logros, bajo el liderazgo de visionarios. El liderazgo gremial debe ser industrial y no político, que conozca los retos del sector privado y que no sea trampolín al ejercicio de lo público, pues pierde independencia.


El emprendimiento debe jugar rol importante en los gremios para aprender y enseñar. Los gremios deben mantener equilibrio entre cooperación con lo público y la agenda proactiva, creativa y ambiciosa de desarrollo desde el sector privado.


Aprendamos del pasado, transitemos el presente y diseñemos el futuro, agremiando valentías. 

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