Buenos días a la audiencia de Caracol Radio.






Soy Luis Guillermo Echeverri Vélez, empresario del campo. Quiero expresar el sentir de los indefensos que no se sienten bien liderados, ante la grave realidad que vive toda nuestra nación.

1 Por traumático que sea, llego el momento de hablar de un paro nacional sin violencia; para que así, los electores le puedan exigir a los elegidos, a quienes manejan las ramas del poder del Estado y a los militares, que cumplan su juramento y administren lo público construyendo soluciones de fondo, de manera civilizada, lógica, ordenada y en función de una verdadera transformación social, y no con nocivas y perniciosas prácticas revolucionarias.

2 En una nación libre el debate ideológico no puede confundirse con el ejercicio del poder. 

3 Dentro de la legalidad, nadie puede reclamar derechos sin cumplir obligaciones.

4 Sin una economía de mercados libre y creciente, no hay inversión ni empleo y las naciones están condenadas al caos y la miseria. 

5 Los empresarios y los trabajadores unidos, son los que mueven la economía, pagan sus cuentas y los sueldos de los políticos, que sólo están alquilados temporalmente.

6 En democracia a ningún político lo eligen para cambiar la constitución, sino para cumplirla y hacerla cumplir.

7 Un presidente no es el pueblo. Es un empleado más de la nación sin poderes absolutos, y todos los funcionarios públicos están supeditados a la constitución y las leyes. 

8 No sin dificultades, Colombia desde los 90, viene creciendo por encima del promedio regional gracias al sistema de libertades democráticas y al manejo juicioso de la economía.

9 Así el discurso sea otro, es evidente que hoy desde el ejercicio del poder se permite, respalda y promueve: la ilegalidad, la violencia, la devastación humana y ambiental atadas el narcoterrorismo, la cleptocracia y el clientelismo, como formas corruptas de enriquecimiento personal.

10 El gobierno actual con sus reformas, copia del fallido socialismo castro-chavista, atenta contra la salud y la seguridad ciudadanía, alimentaria, soberana y jurídica. Contra la confianza inversionista y el ahorro, que mueven la economía, garantizan la estabilidad laboral y generan ingresos y puestos de trabajo.

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