Lógica de amansar e iniciar los potros en un corralito redondo






Por: Luis Guillermo Echeverri Vélez
Rejoneador de Toros
(1997)

Después de 10 años de trabajar Antonio Rendón y yo con este antiguo método de doma que hoy empiezan a publicitar muchos, y después de haber analizado a varios de los domadores famosos que lo han mercadeado las siguiente es una guía técnica de nuestra experiencia con este extraordinario método de amanse en el corralito que bien ejecutado y siguiendo cada paso descrito con paciencia y determinación, más que nada produce caballos mansos, balanceados y sensibles, que resultan útiles para todas las disciplinas.

Monthy Roberts se hizo famoso con este método, denominado en inglés “Round Pen Training”. Pero realmente el primer domador de renombre que lo hizo público y lo mercadeó en los USA., y en medios digitales fue John Lyons, de quien yo fui alumno por medio de sus videos de Bettamax a finales de los años 80.

La base de este método de doma, es el control, no tanto físico sino mental del animal.  Esto solo se logra realmente a partir de confianza y sumisión voluntaria de parte del caballo para con la persona que lo conduce a través de un sistema, es decir bajo unos patrones de mando consistentes.  En las próximas líneas demostraremos como determinar quien tiene el manejo de la relación entre entrenador y caballo y la forma en que se logra tener control sobre el potro o sobre cualquier caballo con problemas o resabios.

Lo primero que se trata de conseguir y establecer con este método, es cómo y donde principia el entrenador a tener control sobre el potro. Se usa el corralito redondo de aproximadamente 15 metros de diámetro, pues en él, el domador puede controlar todo el movimiento del caballo y mediante ello se le puede condicionar a responder desde el suelo antes de montarlo o incluso de siquiera enlazarlo si se tratase de un potro completamente salvaje o chúcaro.

Primer Lección. La premisa fundamental del método es: Que el entrenador en el corralito sea quien controle todo el tiempo, la dirección en que se mueve el caballo. Al haber controlado la dirección se puede controlar la actitud con la cual el potro desea hacer lo que se le pide.  El corralito provee un ambiente completamente seguro para iniciar los potros si correr ningún riesgo de que se lastimen o sufran física o mentalmente con la amansada.  Si el corral es cerrado y alto, además facilita la atención permanente pues no permite la distracción del animal con nada externo.

El método sirve tanto para empezar un potro, como para reempezar el amanse en caso que sea o se considere necesario, igualmente para corregir caballos mal amansados o que tengan problemas graves como no dejarse tocar la cabeza o las orejas, caballos asustadizos, empacados, que reculen y se lancen para arriba o que sean corcoveadores.

El trabajo se inicia con algo en  la mano, un laso o cuerda o una fusta o lo que se quiera como ayuda para impulsar al potro desde el centro en la dirección que se quiera que gire.  La primer lección que se da al caballo es: “hacerlo avanzar, ir para adelante y detenerlo a la voluntad del entrenador, y solo a la voluntad del entrenador, nunca a la del caballo”.

Se debe impulsar, cambiar de dirección y cortar al caballo para que pare; y repetirlo hasta que se pare tranquilo cuando el domador quiera y hasta que se logre que cuando se pare, lo haga mirando o dando la cara, mirando al entrenador.  Que solo pare cuando el domador lo mande a parar, que nunca se pare solo.  Que siempre al parar de la cara para adentro y siempre voltee mirando al Domador.

Lo normal es que al principio el caballo cuando se corte o se le indique que pare, volteé contra la pared y se pare dando la grupa o el culo al domador. Entonces hay que aplicar presión impulsándolo de nuevo y repitiendo las paradas y los cambios de dirección hasta tanto el caballo empiece a poner atención y a fijarse continuamente en el domador, y por ende termine parando con la cara y la mirada fijas en el entrenador y la grupa contra el muro.

Segunda Lección y Tercera Lección.  La segunda lección es: Lograr que el caballo dé o muestre la cara y mire al entrenador continuamente.  La tercera: Conseguir que el potro empiece a fijar su atención en el domador y solo en el domador.  Aceptarlo y fijar su mirada y sus sentidos en la persona que lo conduce.  Para ello el sistema consiste en moverse en línea con el caballo para adelante y para atrás, arrimarse y retirarse cuantas veces sea necesario, hasta que el caballo empiece a fijarse en uno y a seguirlo con su atención.  Para esto conviene pararse de lado mostrando solo un hombro al caballo, nunca completamente de frente o dando el pecho, posición que solo se adopta para impulsar o cambiar de dirección al abrir los brazos y utilizar la ayuda de impulsión.

Los pasos a seguir en este método son:
1-  Al principio no dejar que el caballo se quede parado.  Nunca pararlo y dejarlo quieto sin que preste atención, hay que hacerle entender que las paradas y cambios de dirección son la voluntad del domador y solo a voluntad del domador.
2-  Nunca permitir que el caballo se pare por su propia cuenta, ello debe obedecer a una orden del domador y no a la voluntad propia del caballo.  El caballo siempre se debe mover hasta para pararse debe estar moviéndose, el caballo por lo general se mueve hasta que encuentra la oportunidad de pararse.  En este método es muy importante que un caballo nunca se pare por su propia cuenta, y que solo pueda hacerlo cuando el domador se lo permite u ordena.




Se trata de hacer galopar al potro en redondo hasta que se vea relajado a una mano y a otra, requiriendo del caballo cambios de dirección.  Al principio no importa si al voltearse lo hace con la cara adentro o afuera, que voltee como quiera, pero solo al principio.  Después hay que tratar de que el caballo voltee hacia adentro o que después de voltear mire hacia adentro y continuar hasta que empiece a voltear mirando al domador.  El objetivo es lograr que siempre este en conexión visual con quien lo dirige, que no le de las espaldas, los flancos ni la grupa al domador, que lo mire continuamente.

Entonces es el momento de empezar a acariciar las respuestas positivas.  (recordando que en caso de que una respuesta no sea la deseada debe ponerse presión nuevamente al potro, es decir, hay que hacerlo galopar nuevamente.  La caricia con la mano del domador es la principal herramienta en este método de doma.  La presión es la herramienta inversa, es el castigo y debe mantenerse activa hasta que se consiga un resultado positivo.

ATENCIÓN:  PRESION..... CONCESIÓN..... CARICIAS.....

Si el caballo le da la cara y mira al domador y luego la quita, cuando la quita, el domador debe alejarse inmediatamente, entonces al retroceder lo normal es que el caballo mire nuevamente, en este caso el domador debe quedarse quieto mediante lo cual el caballo descansa y se relaja.  Llamar su atención.


Lo que se está tratando de lograr y lo más importante hasta ahora es que el caballo le de la cabeza al domador poniéndole atención, mirándolo tranquilo pero muy FIJO; esto es fundamental pues lo que crea es una conexión mental entre el entrenador y el caballo.  Si de esta fijación resulta que el caballo afloja o suelta su cabeza el domador debe mover el laso o fuete, o su cuerpo, para pedirle atención al potro.  El domador debe estudiar cada movimiento del potro y analizarlo, entender cuales significan aceptación y cuales, rechazo o temor.

Se busca que el caballo preste atención al domador dándole la cara todo el tiempo, entonces todo movimiento del segundo debe perseguir que el caballo este pendiente de él todo el tiempo y que poco a poco se relaje cuando el domador se aproxime y lo toque.  De aquí nace una relación que se basa en que el caballo esta aceptando al entrenador como su guía, lo esta reemplazando en sus instintos sociales por aquel caballo jefe o líder que maneja una manada.

Rápidamente se ve que el caballo empieza a desarrollar la actitud de seguir al entrenador.  Si el entrenador desde la posición fija se retira y el caballo lo sigue (da un paso o hace un gesto que indique sumisión), si avanza hacia él, esto constituye un gran acto de aceptación y sumisión, el caballo ya manifestó su voluntad de obedecer o seguir voluntariamente al entrenador.  Esto se compensa con no ejercer presión o con una caricia si se puede.

La idea es sencilla si el domador logra controlar la cabeza (por estar el caballo fijo con él) por intermedio de la cabeza puede fácilmente controlar el cuerpo.  Una vez se logre que el caballo se fije en uno, se le debe mandar nuevamente a trabajar al rededor (afuera del embroque con el domador) para reconfirmar quien es el que da las ordenes. Pero cada que el caballo demuestre deseo de poner atención se le debe tratar de recompensar con una caricia o con reducirle la presión. Pero si su atención se dispersa, si se va para afuera del medio o sitio donde este el domador, éste debe aumentar la presión, mandarlo a galopar o cambiarlo de dirección si ya esta en movimiento, en fin hacer algo para que el domador sea nuevamente el centro de atención del caballo y indudablemente quien da las ordenes.  Si al pararlo el caballo nos mira y se viene detrás de nosotros al retirarnos del embroque o fijación, nos esta dando una señal clara de que quiere bloquear su atención, es una muestra de sumisión y de que quiere sentirse seguro cerca del domador.

Debemos conseguir que el caballo este relajado cerca del domador y se quede quieto cerca de él y mirándolo fijamente.

Lo fundamental es adquirir control sobre la cara (cabeza) y los movimientos del caballo desde el centro del corral.  Y para ello:
• Hay que presionar al caballo a que galope, cambie de dirección y pare, pero hay que entender que para poderse parar es preciso que un caballo se mueva primero
• Hay que lograr que preste atención continuamente
• Hay que conseguir que de la cara o que voltee la cabeza para adentro y mire fijamente al domador
•Hay que dar caricias largas que el caballo las sienta sin asustarlo pero que sean fuertes o firmes y demuestren contacto físico.  Si el caballo se acostumbra y acepta las caricias se ha ganado mucho terreno
•Hay que conseguir fijar o bloquear la atención y la cabeza del Caballo en el domador
• Lograr que el caballo se tome confianza cerca a uno y que empiece a seguir al entrenador por su propia voluntad (retirarse y acercarse, ayuda mucho, es la invitación a que el caballo acepte voluntariamente, por instinto natural la guía y conducción del hombre).  Hay que lograr comprender bien las señales que el caballo constantemente nos manda con la posición de su cuerpo, cuello, orejas, mirada, ollares etc.

Ocho (8) formas de ganar control son:

1-  Hacer que el caballo se mueva alrededor hasta que lo haga atento y descontraido
2-  Controlar la dirección del movimiento del caballo todo el tiempo
3-  Conseguir que el caballo cambie de dirección según se le pida, rápido y tranquilo
4-  Conseguir que el caballo pare y se quede quieto cuando se le pida, y solo sise le pide
5-  Conseguir que el caballo volteé y mantenga la cabeza mirando al entrenador, todo el tiempo
6-  Conseguir que el caballo mire al entrenador, cada vez más a gusto, cada vez más fijo y por un periodo mas largo.  La idea es prolongar esa conexión o embroque lo más que se pueda. 
7-  Conseguir que el caballo le permita al domador arrimarse y acariciarle la cabeza (si no lo permite, se le aplica presión: Se manda a galopar al círculo y se repite toda la secuencia de nuevo).
8- Lograr que la atención del caballo esté con el domador y que la cabeza del potro (y como consecuencia todo su cuerpo), vayan detrás o estén pendientes continuamente de seguir los movimientos del domador.  Se debe lograr que el caballo lo siga a uno sin importar como o para donde.  Conseguido esto hay ya una sumisión mental y lo que se puede conseguir del caballo ya no tiene limite.

En resumen: Lo que se pretende del potro es que desarrolle una actitud de continua atención y obediencia.  Y a ello se llega:
• Teniendo control sobre la dirección que lleve el caballo al dar vueltas en el corral
•  Logrando que el caballo preste atención al domador y termine fijando toda su atención en este
•  Logrando que  la posición de la cabeza siempre este dando la cara al domador

COMBINANDO NIVELES DE PRESION Y CARICIAS

Si el potro se distrae el domador debe pedirle atención con algún movimiento (avanzar o retroceder, crear una conexión permanente; si el caballo se va a ir por su propia cuenta, el domador debe retirarse primero antes de que el se vaya, sorprenderlo, la reacción del potro será entonces mirarlo a uno nuevamente.  Se procede de esta forma hasta lograr acercarse para tocarlo sobarlo o acariciarlo y entonces, uno se retira nuevamente.  Si la reacción es fuerte hay que impulsarlo duro para que se dé perfecta cuenta que es él entrenador, el que mediante presión constante determina la dirección y la fuerza y velocidad con que debe moverse.

Lo primero que se consigue es que el caballo empiece a mirar al entrenador.  Luego que nos de su atención, y luego se persigue lograr que el potro quiera estar con uno, y hasta que no este completamente relajado al lado del entrenador y conforme con las caricias y con los movimientos del domador, hasta que no nos siga casi como un perro, hasta entonces, no se le pondrá la silla.

El domador bajo este método deberá tener mucha paciencia, tanta como sea necesaria para que el caballo relaje la cabeza. Pero se debe trabajar seguido hasta que el caballo este completamente listo para avanzar, para estar relajado y a plena disposición del entrenador.  Cuando el caballo proteja su terreno y exprese desagrado, se debe aplicar presión nuevamente en el instante.   LAS CARICIAS CON LA MANO Y CON OBJETOS COMO LA SOGA, CABEZADA, O CON LA ALFOMBRA O MANTA DEBEN SER CADA VEZ MAS LARGAS Y MAS INTENSAS Y CUBRIR MAS PARTES DEL CUERPO HASTA QUE SE DEJE TOCAR POR TODAS PRATES SINPROBLEMAS Y SE DEJE LEVANTAR LOS PIES Y TOCAR LA CABEZA.  Siempre que se asuste o rechace algo, se le manda a trabajar nuevamente aplicándole presión, impulsándolo, empujándolo a galopar en redondo con la soga.

¿Cómo y Cuando Ensillar?
Lo que se quiere es que el caballo acepte la silla sin causar ningún peligro y sin que el proceso implique riesgo alguno de que el caballo se lastime o sufra, que el jinete o domador no se golpee, o que el caballo no se lastime, se asuste, ni sufra.

Es fundamental que el caballo termine tranquilo al final de la lección y en lo posible que durante la lección este relajado, evitar que se ponga nervioso.  Es cuestión de confianza y costumbre.

No causarle dolor, y pedirle atención de manera que aprenda a poner cuidado permanentemente es por tanto, conseguir que principie a aprender voluntariamente y con agrado.

Nota:  Cuando un caballo pierde la capacidad de concentración por miedo, al principio puede que se consiga lo que uno quiere por métodos violentos, pero tarde o temprano al final hay que ir incrementando el castigo o el dolor para seguir consiguiendo el mismo resultado, y por naturaleza física es muy posible que el caballo se resabie y su fuerza bruta se imponga creando un pánico o bloqueo mental a trabajar con el domador.  Por el contrario:  Cuando se doma sin dolor y se logra que el animal se concentre descontraido, consiguiendo que reaccione por su propia voluntad cada vez que se le pide algo, la respuesta del caballo será más larga cada vez, y pronto llega el momento en que el caballo está condicionando de por vida a lo que se requiere de él.

Entonces estamos enseñando a:

1-  No asustarse y vencer el miedo
2-  Prestar atención al domador y a lo que se le pide = Incrementar la capacidad de aprehender
3-  A quedarse quieto con un hombre alrededor, sin temor a nada que este haga ni a que lo toque
4- A mover patas y manos libremente (en libertad en contraposición a los otros métodos de amanse en los cuales el caballo tiene coartados los movimientos con artefactos y ataduras)
5-  A trabajar con un hombre por su propia voluntad o deseo, por sentirse confiado en la guía que el entrenador le ofrece aceptándolo socialmente como su líder.

Cuando un caballo le sigue los pasos al domador esto es una seña de cooperación voluntaria. Sumisión. Es importante que el domador se mueva mucho y ande por todo el rededor del caballo, dándole confianza, reafirmándole la seguridad y confianza que le representa el líder que ya acepto.  Acariciándolo con fuerza, dándole palmadas duras, tocándolo con objetos y sumando confianza.

Luego se le pasa la soga enrollada por el lomo poniendo especial atención en que no salte ni recule.  El domador debe actuar cautelosamente pero sin dudar, sin titubear, sin dejarle sentir al caballo ningún miedo, transmitiendo seguridad y confianza.  Si el hombre está tranquilo el caballo lo siente, si el domador tiene miedo el caballo lo huele y percibe y reacciona negativamente.

De cuando en vez, debemos con mucha maña:  Asustar un poco al caballo en el proceso, crearle un poco de miedo, para luego lograr que empiece a aprender a manejar el miedo; y también a sentirse bien al relajarse cuando inmediatamente lo confiemos y lo dejemos tranquilo. Lo que se busca con esto es enseñar:

A-  A controlar el miedo
B-  A Desarrollar la habilidad de aprehender y de confiar a ciegas en las ordenes o comandos

Lo que se pretende es que el caballo desarrolle una actitud positiva para con el domador y lo más importante es no desesperarse, trabajar con el animal, ser porfiado en tener mucha paciencia.  Si el proceso de calmar el caballo lleva 30 minutos, una hora o dos horas, debe insistirse hasta que se logre y no ir a abandonar el primer día hasta no conseguirlo.

La actitud que deseamos la demuestran:  El adquirir un control absoluto sobre la dirección del movimiento. El hecho de que el caballo nos preste atención, y la posición de la cabeza (siempre fija con el domador).  La aceptación de las caricias y de los objetos que tenemos en la mano sobre su cuerpo y el hecho de que nos siga y nos acepte relajadamente.

Al caballo hay que pedirle atención todo el tiempo, y si se va a ir, entonces retirarse uno primero para evitar que se valla y motivar su atención.  SIEMPRE HAY QUE ANDARLES ADELANE, ANTICIPAR SUS REACCIONES Y EJERCER MANDO SOBRE ELLOS EN EL ESPACIO EN QUE SE TRABAJA. CUANDO EL CABALLO ENCUENTRA QUE EL DOMADOR ANTICIPA SUS MOVIMIENTOS MANEJANDO LA PRESION (MAS ó MENOS) SEGÚN SEA ELCASO, EL CABALLO PRONTO COMPRENDE QUE DEBE RESPETAR AL DOMADOR COMO SU LIDER, ADOPTANDO POSICIONES QUE INDICAN SUMISIÓN.

Hay que trabajar mucho en que:
a- El caballo lo mire a uno, y lo siga con la mirada y que físicamente lo persiga a uno como un perro dentro del corral
b- Preste toda su atención al entrenador sin importar nada que ocurra o se mueva en otras partes, y
c- Que el caballo voluntariamente quiera estar con el domador, que elija seguirlo y se sienta seguro a su lado

Y HASTA QUE EL CABALLO NO ESTE COMPLETAMENTE RELAJADO, SE DEJE SOBAR Y NO HAGA EXTRANOS A LOS TOQUES, CARICIAS O SOBOS DEL ENTRENADOR, NO SE LE DEBE TRATAR DE PONER LA SILLA

Recordar que hay que tener paciencia, hasta que el caballo nos dé o entregue completamente la cabeza y su atención, trabajando en que se controle y relaje.

Cuando tenga relajado el cuello entonces le podemos acariciar la cara tocar las orejas y sobar la testuz, el estomago, la cruz, las manos, las patas, la cola y las verijas.  Es importante rascarle el cuello y la cara, sobarles los ojos; pero no permitirles jugueteos ni mordernos, debe prevalecer la disciplina.

Al principio se le admite al caballo que se quede un poco a un lado del domador, pero siempre insistiendo en que nos dé la cabeza continuamente.

No olvidar que los problemas los elimina más fácil el caballo que el hombre, si se logra tener control sobre toda la cabeza se eliminan los peligros de los caballos que reaccionan con miedo contra los movimientos o la proximidad de los hombres.  Sobar mucho el caballo hasta que se relaje.  Entonces trabajando con la soga, sobando todo el cuerpo con ella, se puede aumentar el miedo un poco y ahí mismo darle más confianza, como se explico anteriormente

Si uno prevé que el caballo va a brincar o asustarse debe retirarse antes de que se produzca la reacción.  ACUERDESE QUE LA META ES QUITARLE EL MIEDO AL CABALLO PARA QUE SE RELAJE Y NOS ACCEPTE VOLUNTARIAMENTE COMO SU GUIA.

Sobándole mucho la cabeza con la mano, llegar a sobársela con el laso, a dejar el laso sobre el cuerpo, incluso a dejar la fusta o ayuda que se use puesto en las orejas y que se quede quieto.

Lo importante en la doma no es trabajar todos los días, pero si, qué cada día de trabajo se incremente el progreso.

Si todo lo anterior esta funcionando, entonces es el momento de entrar la manta y la silla para trabajar, y colocarlas en el centro del corral. Seguir la progresión ya con manta y con silla hasta que se cree una familiaridad con estos elementos.

NO SE DEBE MONTAR UN CABALLO QUE TENGA MIEDO EN LA CABEZA.  En un caso extremo el miedo en la cabeza se elimina en dos horas de persistencia de un domador paciente.  

Se le debe sobar la cabeza a un caballo hasta que deje completamente el miedo; repito, solo entonces se le debe sobar con el lazo para darle un poco de miedo y lograr que aprenda a manejarlo.  A continuación de una respuesta positiva sobar todo el cuerpo con el laso y darle golpecitos con el hasta que se tranquilice, se confié, y si se va a asustar irse uno primero y aplicar presión de nuevo.  Es importante que el caballo se quede quieto al llegarle el entrenador, pues si mueve la cabeza, aún no esta listo y por tanto debe mandársele a trabajar al rededor hasta que él entienda que quedándose quieto lo dejaremos quieto y tranquilo.  Que hacer lo que el entrenador o guía le indica, le lleva a un descanso relajado a no sufrir presión.

En toda escuela; lo primero es ir a la clase, luego poner atención y después entender y finalmente el objetivo es: disfrutar de aprehender.  Cuantas veces un entrenador camine hacia el caballo, le llegue y lo sobe y se vaya o retire, mejor.  Esto atrae más al caballo a estar con uno en el medio y sin presión, a no querer que lo hagan galopar en circulo.

Se debe trabajar en el medio del corral con un caballo que ya esté entregado y busque estar con uno en este lugar.  Primero arrimarle con la manta doblada y dejar que la vea y la huela bien.  Luego sobarle el cuello, los lados o costados, la cabeza y todo el cuerpo con ella, después hacer lo mismo con la manta abierta y darle golpecitos con ella a ambos lados.  Hasta terminar poniéndosela en la cabeza, en el cuello en la cruz, en la grupa, en las espaldas, en la barriga, etc.

Después de la manta podemos poner la silla, acomodarla bien por el lado izquierdo, descargarla suave, y moverla un poco sin que se asuste,  sobarlo para darle confianza.  Luego y con maña pero sin miedo, poner la montura con la cincha normalmente apretada de modo que no se caiga.  Si brinca, no importa, se le hace trabajar se le aplica presión y se le pide atención, se le para y cambia de mano buscando su atención, y lo mismo que ya se le enseño se le lleva a que fije la cabeza en el domador.

Jhon Lyon usa un caballo madrino que tiene domado sin cabezada para aproximarse al caballo y empujarlo por los costados y además moverle la silla desde arriba para que se le quiten las cosquillas, a todas estas el caballo esta de tiro llevado con un cabezal desde el madrino.  Nosotros lo hacemos desde el suelo con el mismo procedimiento que hasta ahora hemos descrito:  Presión, mandos y provocar que el caballo se fije en el entrenador y lo siga voluntariamente al medio y allí se deje tocar y acariciar.  (el madrino nos parece inconveniente pues algunos caballos desarrollan amadrinamiento y eso se traduce en problemas al trabajar luego a campo abierto, creemos que es una forma mediante la cual este profesional se vale de su caballo para estar mas seguro pues trabaja con muchos caballos problema que podrían lastimarlo si los monta solo).

Entonces antes de subir el potro:

1-  Sobarlo bien con la soga enrollada, por todo el cuerpo
2-  Llagarle con la mata doblada, que la huela, vea y sienta por todo el cuerpo
3-  Si se va a ir, moverse el entrenador primero para atrás provocar que nos preste atención y luego mandarlo a trabajar
4-  Entrarle y salirle con la manta varias veces
5-  Mostrarle la silla dejar que la huela y vea por ambos lados
6-  Poner la silla por el lado izquierdo, bajar el estribo por el lado derecho,
7-  Cinchar bien con todo puesto de manera que no haya posibilidad de que se saque la silla
8-  Lograr que aprenda a llevar la silla trabajando al rededor




IMPORTANTE DEMOSTRAR CONFIANZA Y DETERMINACIÓN AL SUBIR EL CABALLO, NO HACERLO HASTA QUE NO ESTEMOS SEGUROS DE QUE QUEREMOS HACERLO Y COMPLETAMENTE DETERMINADOS. SI TENEMOS DUDAS ES MEJOR NO SUBIRNOS Y QUE SUBA OTRO EL POTRO.


Otra vez los pasos para ensillar son:
1-  Contar incondicionalmente con la atención del caballo todo el tiempo
2-  Poder arrimarse y sobarlo con la soga por todas partes
3-  Pasarle el laso por la cabeza, nuca, cuello, por ambos costados, la espalda y por las patas y barriga, etc.
4-  Arrimarse con la manta doblada y sobarlo con ella
5-  Arrimarse con la manta extendida y pasársela por ambos costados
6-  Presentar la silla por ambos lados y ponerla por el izquierdo suave
7-  Apretar bien la cincha
8-  Retroceder, alejarse y mover el caballo como al principio.  Si corcovea se le deja hacerlo pero aplicándole presión y siguiendo el sistema descrito

Luego agarrar el caballo de nuevo y pegarle en los flancos y en todo lado con nuestro cuerpo o con otro caballo, mover la silla con golpecitos hasta que no reaccione y entonces acariciarlo.

Para subir el caballo;  primero sacudir bien ambos estribos y hacer fuerza sobre ellos, cuando haya calma total cogerse del cuello, poner el pie en el estribo, pararse cuantas veces resulte necesario en cada estribo, subir y bajar de ambos estribos continuamente, si se prevé una reacción retirarse con calma y mandar a trabajar: Aplicar Presión.

Luego subirse y no poner el pie derecho en el estribo, dejar que el caballo se relaje y camine así hasta que se tranquilice, a esta altura no importa que haga el caballo.  Luego de que ande y trabaje con uno suelto entonces ponerle el filete y flexionarlo a la Izquierda y Derecha, estando seguro de que el caballo este quieto cuando uno esta trabajando con el filete.

De arriba con ayuda del laso de le condiciona lentamente a las ayudas de las piernas y del peso del cuerpo para el manejo de la dirección y de la colocación de la cara y cuello indicando a donde se va.  En un rato el caballo asimila y lo que sigue es solo progreso, llevar las lecciones con paciencia y con disciplina y darle tiempo al caballo que es realmente lo único que lo doma.

El caballo puede estar montado y haber pasado por todo este proceso en las dos primeras horas de trabajo.  Como en todo lo más importante es que cada trabajo se termine bien, que el caballo salga del corralito agradado y voluntarioso.  Después del primer día se debe reducir el tiempo de trabajo, si el caballo hace concesiones grandes, el mejor premio es el descanso y dejarlo suelto hasta el próximo trabajo o hasta el otro día.  

El jinete debe ser el juez de cuanto tiempo prolonga estos trabajos en el corral, nosotros los hemos llevado de dos semanas a ocho semanas, dependiendo de la continuidad con que se pueda hacer, pero en todo caso después de las dos semanas unas 14 montadas placidas en el corralito, cuando el caballo ande (camine al aso), trote y galope a discreción, con atención y de forma relajada, con las riendas sueltas, se alterna el trabajo con el picadero y el campo abierto, con los paseos y el trabajo de campo, con la compañía de otros caballos y si se puede con la rutina de andar con las vacas.

Si se trabaja con potros muy jóvenes menores de 30 meses o justo en los 30 meses, tratamos de que el trabajo sea mas lento y lo extendemos por mas semanas con menos tiempo en cada jornada y menos días de trabajo (en algunos casos trabajamos dos semanas y descansamos dos por un periodo total de 12 semanas), pues hay siempre el riesgo de que sus rodillas aun no hayan cerrado o alcanzado el desarrollo óseo necesario para soportar entrenamiento y peso, (esta es la misma razón por la cual se pierden muchos caballos jóvenes en los hipódromos).

Yo personalmente pienso que no es mala práctica empezarlos temprano si son animales acostumbrados a las personas y a que los soben, cabestrean bien, son mansos y no presentan señales de ser chúcaros, y hacer el trabajo de amanse de forma más pausada.  Por el contrario, si no son animales mimados y acostumbrados al hombre, pienso que es mejor esperar a que estén más formados y hacer el trabajo con una disciplina constante hasta que el potro se entregue y entre en firme y sin problema en la doma más avanzada para cualquier disciplina ecuestre.

Hemos también combinado ambas practicas con buenos resultados.  Empezarlos temprano por dos a 4 semanas máximo y luego esperar cuatro o seis meses a que se formen mejor para poder ya repetir lo hecho y seguir pronto a introducirlos a una doma mas avanzada fuera del corralito, tanto en el picadero como en el campo abierto.

Hay dos elementos fundamentales para el caballo de deporte o trabajo.
El primero, asegurarse desde el trabajo al paso cuando uno los monta, que empiecen a aceptar y atender con calma y naturalidad todas las ayudas: piernas, peso del cuerpo y posición del jinete en la montura, voz del jinete, mano (y diversas posiciones de las riendas) y las demás ayudas como más adelante las espuelas, el pial o lazo con que se les maneja, una fusta, etc.

El segundo, al paso y luego a las demás velocidades, que aprendan a cruzar las manos una al frente de la otra y por tanto a desplazar el tren anterior siguiendo la punta de la nariz del lado al cual se quiere ir.  Colocando pues la carita al lado de adentro.  Esto representa que el caballo gane balance y en el futuro de vuelta dócil, rápido y sin rigidez alguna.  También ayuda a que pare metiendo las patas.

No olvidar dos temas esenciales:  Las flexiones de la nuca tanto rectas como laterales y aflojando las mandíbulas, lo cual debe siempre ser el objetivo del jinete al poner la embocadura y empezar a trabaja con ella.  Y enseñar tempranamente a retroceder al caballo.  El paso atrás, doma.  Mas de tres pasos puede ser castigo, a no ser que se haga como ejercicio de doma avanzada, pero dos, tres pasitos atrás entre cada ejercicio, son un elemento fundamental de la doma, unen y reúnen los caballos y los preparan para prestar atención, ser dóciles y flexibles.

No se olvide el jinete de siempre hacer uso de la voz al trabajar con los potros, la voz doma también, prepara el caballo, pues atrae su atención y lo concentra en lo que se le pide con las demás ayudas.

Domar potros no es oficio fácil, siempre representa un peligro y demanda mucho física y mentalmente del domador.  Es un tema de sensibilidad y habilidad pero que en algunos momentos la destreza no basta y el jinete encuentra el peligro.  Es una actividad peligrosa y en la que los accidentes ocurren con alguna frecuencia.  Por tanto no podemos terminar este escrito sin advertirle a los jinetes que quieran usar este método o cualquier otro de amanse, que utilicen siempre el sentido común, que sean cuidadosos, que sin demostrarle miedo a los animales sean consientes de que tener miedo no es malo pues ayuda a prever y prevenir el peligro y por tanto a que hayan menos accidentes en los cuales no solo se pierden caballos si no que se pueden perder buenos jinetes que se confían.

Nuestro objetivo como domadores, mediante la relación que se crea entre humano y caballo valiéndose de este método, es preparar caballos mansos, voluntariosos, que no se espanten con nada, que atiendan todas nuestras ordenes y ayudas, debidamente balanceados en todos sus movimientos, que quieran siempre ir para adelante con calma y a la velocidad que se les pida, que puedan desempeñar cualquier oficio en cualquier terreno y que se dejen manejar siempre con sumisión y de forma amistosa y placentera.  Caballos mansos con reacciones predecibles, caballos seguros para cualquier tipo de jinete y para cualquier actividad ecuestre.

Fin.





Comentarios

Post Populares