Así se volteó el mundo…
Madrid – Cundinamarca
Diciembre 17 de 2020
De autor desconocido.
Modificado y publicado por Luis Guillermo Echeverri Vélez
Entramos en este milenio y la rareza se convirtió normalidad de cuenta de quienes, con derecho a ser diferentes pero con gran hipocresía, escondidos tras la libertad de expresión y la bandera del libertinaje, controlan la opinión crítica en los medios de comunicación, la difamación en redes sociales y el marketing político del que se nutren los oportunistas inútiles y extremistas que cabalgan el populismo.
De autor anónimo. Año 2020.
Complementado para ser publicado digitalmente por Luis Guillermo Echeverri Vélez.
Ante los mamertos y progresistas mis deficiencias como ser humano son muy graves... vean pues como estos (mediocres e indeterminados) han modificado nuestros valores:
1. Yo nací blanco, quien nace blanco ya es considerado racista, aunque no sea así. ¿Qué importa el color de piel cuando hay cultura y valores?
2. Nací en una familia trabajadora, entonces parece que soy un burgués. El trabajo dignifica al ser humano; procrastinar lleva al camino de la degeneración en los principios.
3. No voto por la izquierda, lo que parece que me hace fascista. La equidad demanda justicia social que enaltece cuando el fin no justifica los medios y está no es utilizada para disfrazar el interés personal.
4. Soy heterosexual, lo que me convierte en homofóbico. Que cada quien viva su intimidad como quiera pero que no pretenda imponerla sobre las costumbres de los demás.
5. Valoro mi identidad y mi cultura, lo que me convierte en xenófobo. Respeto las creencias y la cultura de los demás, pero le debo lealtad a la propia, a las formas de mi familia y mi gente.
6. Creo que el macho y la hembra de la especie Homo Sapiens fueron, en la mayoría de los casos, grandes socios y mutuamente responsables del éxito de la especie, lo que me hace misógino. Soy hombre y mi conducta la normal de un macho y admiro y adoro las mujeres y todo aquello que las categoriza como hembras dentro de la naturaleza que así nos caracteriza.
7. Creo en la honorabilidad y la franqueza, soy recto en materia de honestidad y respeto a las reglas, las normas y la ley, lo cual me hace un intransigente y mala persona. No existe peor negocio en la vida que hacerse trampa y decirse mentiras a sí mismo.
8. Creo en la justicia basada en el balance entre la libertad y el orden y eso me descalifica como demócrata y me hace afín a la dictadura. Me gustaría vivir con seguridad y ver criminales en prisión, lo que me convierte en un torturador. Miedos pasamos todos, pero yo no soy víctima mental de abusos ni soy permisivo ante las conductas anárquicas ni la práctica de cualquier tipo de terrorismo.
9. Quiero que respeten mi forma de pensar y mis creencias y no me hagan pensar que lo anormal suele ser relativo, lo que me convierte en un represor. Nunca es sana ni democrática la imposición conveniente de una minoría.10. Creo que los subsidios eliminan el esfuerzo por trabajar y socavan la dignidad de las personas, por eso soy insensible. La suerte se labra, se suda, se vive. La verdadera satisfacción en la vida proviene de la pasión cultivada con determinación, sacrificio y con disciplina.
11. Creo que cada uno debe ser recompensado según su productividad, mérito y capacidad, lo que me convierte en un egoísta antisocial. En el mercado de la vida cada quien vale por cuanto pesa su corazón.
12. Fui educado en valores y principios, lo que me convierte en un oponente del bienestar social. La cultura media de una sociedad no es más que la sumatoria de los valores y los principios de cada individuo, de cada familia y de cada núcleo social.
13. Creo en Dios, y en la doctrina judeo-cristiana por eso soy para ellos un fundamentalista religioso. Para mi Dios está en la naturaleza de cada ser viviente y es la expresión de hacer el bien. Dios se manifiesta en nuestras vidas por la diferencia de aquellos que piden para ellos a costa de los demás.
14. Creo que los culpables de violación, ladrones, traficantes, estafadores, deben ser encarcelados, pagar la deuda, no tener ayuda, ni perdón para volver a casa, no habeas corpus, ni tobilleras, pero, trabajar para pagar su custodia, su ropa, agua, luz y comida. Entonces, se me considera prejuicioso y contrario a los derechos humanos. Pero no olvidemos que a todo derecho lo precede una obligación.
15. Cumplo con mis obligaciones cívicas de respeto por los demás y las normas, pago mis deudas y mis impuestos, creo en la legalidad, en el deber ser, el bien común, el interés general y la importancia del respeto a la propiedad privada, en el emprendimiento y en la equidad como un ideal que no puede darse sin acreditar el sentido inalienable de las diferencias, y todo eso me hace ver como un anormal que respalda la desigualdad de clases y el sistema capitalista basado en la libre empresa. Sin Capital no puede haber inversión. Sin inversión no se puede generar empleo, y sin empleo las economías y las sociedades se condenan a sí mismas a la lúgubre administración del empobrecimiento.
Finalmente, expresa con toda propiedad el autor desconocido: “Esta es una pequeña y breve reseña de mi mala reputación. Pero, al menos recibí buen ejemplo y educación, estoy seguro de que somos varios los pensamos así. De modo que si también tienes esta mala reputación, te invito a compartirla”.
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