La razón de ser de las campañas políticas de Iván Duque - Preguntas y respuestas
Foto: Twitter cuenta Iván Duque |
Marzo 14 de 2020
Por: Luis Guillermo Echeverri Vélez
Hoy parece fraguarse un saboteo o alianza sistemática contra el gobierno para hacerle daño al presidente Iván Duque, a su persona y a su familia, al igual que al expresidente Álvaro Uribe Vélez y a su familia. Como gerente y único responsable de la administración de las tres campañas electorales que llevaron a Iván Duque a la presidencia del país, quiero responder estas preguntas para que la opinión conozca el contexto en el cual se surtieron las elecciones de 2018 y la realidad de una campaña que se caracterizó por ser transparente, apolítica y eficiente.
1 ¿Por qué regresa Iván Duque a Colombia?
Al igual que muchos jóvenes profesionales que al final del milenio salieron al mundo a buscarse la vida porque en Colombia se les cerraban las oportunidades, la razón del regreso de la familia Duque Ruiz a Colombia no fue otra que cumplir el sueño de volver a su patria, a sus orígenes, a la ciudad donde crecieron, a sus familias y amigos, y a la vez a prestarle un servicio al país.
2 ¿Por qué el Senador Iván Duque se lanza a la presidencia en 2017?
Después de un desempeño serio y destacado al lado de Uribe en el Senado, la vida le abrió a Duque la oportunidad de construir una propuesta de centro para aportarle a la sociedad colombiana y a su partido, en un momento en que la historia política podía caer en manos de un populismo narco-comunista y el riesgo de que se implementara el proyecto revolucionario Bolivariano, tan anunciado por el castro-chavismo y las organizaciones criminales FARC-EP, ELN y EPL.
3 ¿Cuál fue la realidad colombiana que enfrentó la campaña presidencial de 2018?
La Colombia del año 2010 al año 2018, fue gobernada en función de las infinitas ambiciones históricas de una figura mediática que siempre se valió del engaño y la mentira para lograr sus objetivos individuales, y que, como algunos otros anteriores, se sentía con derecho heredado a conducir los destinos de la sociedad colombiana.
El país a partir de 2010 gravitó alrededor de un proceso de paz con una sola organización criminal. Esto aumentó la anarquía, el desorden y distorsionó las realidades, pues su origen fue un estupro político al electorado, que nos dejó en 2016, abocados a vencer a un referendo acomodado, en medio del despertar de un engaño ético y una borrachera moral producto de haber negociado los principios, la constitución y la moralidad de la sociedad con la organización narco-criminal más grande del mundo y en un territorio controlado por una dictadura comunista.
4 ¿Por qué se embarcaron Duque y Uribe en la aventura de una campaña política con el fin hacerle frente a un caos en nuestra democracia?
Sabíamos que si la mayoría de la sociedad colombiana entre 2002 y 2010 había logrado recuperar la esperanza y la confianza, y bajo la conducción de Uribe había superado la percepción de ser un estado fallido e ingobernable a manos de la amenaza de un narco-terrorismo, ausente en los territorios nacionales, era posible volver a retomar ese camino democrático institucional y se podía lograr construir un mejor país presentándole a los colombianos, lo que en la era de la comunicación digital se identifica como un producto bípedo, compuesto por una figura nueva que utiliza las tecnologías TIC y representa una historia convincente que despierta un fuerte sentimiento positivo en las personas.
5 ¿Cuáles fueron las bases conceptuales para la construcción de la campaña de Iván Duque?
Nos inspiramos en el manejo y los resultados de las campañas que lideraron Álvaro Uribe Vélez y Fabio Echeverri Correa en 2002 y 2006. Seguimos y mejoramos sus metodologías transparentes, de manejo pragmático y honorable, que desde 2002 contrastaron frontalmente a las prácticas tradicionales, erráticas y oscuras de manejo politiquero, aprovechando la calidad innata del candidato como producto político, que además inspiraron cambios profundos en la legislación electoral colombiana y en los resultados y réditos que le devolvieron la esperanza y el camino del progreso a la sociedad colombiana.
Nos planteamos una campaña apolítica, pero fundamentada en el contacto directo del candidato con la gente en plaza pública, acompañada de un modelo de mercadeo digital metodológico y analítico. Una campaña fundamentada en ideas de alto contenido social representadas por una ecuación simple de construcción de futuro para el país: La propuesta básica era recuperar una cultura de la legalidad que incluye la seguridad ciudadana y la debida administración de justicia, acompañada de un Estado al servicio del emprendimiento como fuente de inversión privada y pública para generar empleo, más empresas y más oportunidades. Todo enfocado en la construcción de más país, de una sociedad más justa, con una apuesta de ampliación de la clase media como resultado de políticas públicas conducentes una mayor equidad.
Hicimos una campaña moderna, compacta, con un concepto diferente a todas las campañas y las prácticas y mañas políticas tradicionales. Creamos una pequeña empresa TIC basada en un análisis de la realidad nacional, que combinó el mercadeo digital y la analítica estadística con un candidato joven, auténtico, preparado, con sensibilidad humana y un equipo de trabajo profesional seleccionado por sus hojas de vida y no por recomendación política.
6 ¿Con qué realidades nacionales se encontró la propuesta política de Iván Duque?
Encontramos un país dividido entre la falsa premisa y el dilema de tener que elegir entre guerra y paz, dejando de un lado la legalidad y el deber ser, los valores sociales, la penalización por la violación y el irrespeto a la ley y los derechos humanos.
Encontramos una juventud mal informada, que no sufrió los problemas del país en las últimas décadas del siglo pasado. Con una fuerte propaganda estatal dedicada a destruir la imagen y las políticas del gobernante anterior y a contradecir las mismas tesis que, irónicamente le valieron el poder. Algo así como la manera histórica en la cual la perversión se inventó el mito del “diablo” para poder dominar y pecar. Una demagogia que vendía la dicotomía absolutista entre “conflicto armado” en el sentido vulgar, lo cual desconoce su significado en derecho internacional, y el debido balance entre la libertad y el orden que consigna nuestro pacto social. Se puso de moda un discurso mediático abonado, que de forma engañosa justificaba el estatus de beligerancia, el derecho de rebelión y finalmente la conexidad de delito, para otorgarle impunidad a crímenes de lesa humanidad, narcotráfico y narcoterrorismo.
Nos encontramos con un país en el cual valía más la vanidad personal del gobernante y sus ambiciones de fama universal, que el progreso de la sociedad, de la economía o la supervivencia institucional y de los preceptos constitucionales, que serían violados por el engaño que nos llevó a la instauración de una impunidad absoluta para criminales de lesa humanidad.
Encontramos que la utilización irresponsable de medios y redes está contribuyendo a que la sociedad viva inconforme y se sienta desprotegida frente a una dirigencia política, gremial y económica, en buena parte amancebada con la anarquía. Se necesitaba un planteamiento serio y equilibrado.
Mediciones realizadas en 2017 demostraron que el 85% o más de los ciudadanos no tiene confianza ni en los partidos, ni en los políticos, y definitivamente no se siente identificado con ellos. Eso deja al sistema político institucional representando por tan solo un 15% del mercado en una elección presidencial.
Encontramos, terreno abonado para todas las formas populistas y anárquicas de abuso e ilegalidad, una sociedad que no se siente bien representada y que le cuesta creer en las ramas del poder público, las entidades de control, las fuerzas armadas, y en lo que dicen muchos de los medios de comunicación.
Encontramos que Colombia necesitaba como ocurrió en 2002, otra cara, una figura joven, nueva, creíble, seria, trabajadora, disciplinada, inteligente, con sentido de la responsabilidad y del servicio a la sociedad, con vocación de hacer el bien, alguien que reflejara nuevamente al ciudadano del común. Iván Duque cumplía esas condiciones y ganó con una votación histórica por estos factores, y sin duda, porque contó con el apoyo del expresidente Uribe y todo lo que él representa para una parte de la sociedad colombiana que vivió los problemas anteriores al 2002 y encontró esperanza en un país mejor y diferente al llegar 2010.
7 ¿Cuál es el principal problema de la sociedad colombiana de hoy?
El problema que vive nuestra sociedad es que el gobierno anterior “convirtió lo ilegal en legal, y lo legal en ilegal”. Esto se traduce en una pérdida de ética de trabajo y en una cultura mafiosa producto de la magnitud de incidencia negativa de la producción de coca y del narcotráfico en muchas de las instancias de poder de nuestra sociedad.
Vemos que para un gobierno es muy difícil encontrar credibilidad en un ámbito donde hoy la juventud y gran parte de la población está siendo engañada por una clase política tradicional muy corrupta y por una populista emergente no menos dañada, que conocida, por una justicia parcialmente ideologizada o materializada, y por algunos medios de comunicación y redes sociales que manejan una dialéctica que opera a golpe de enjuiciamientos mediáticos, inferencias irresponsables, mentiras y falsas premisas enunciadas como verdades, etc. Todo lo cual aumenta los niveles de inconformidad del ciudadano normal a pesar de que el nivel de vida promedio de nuestra sociedad ha mejorado sustantivamente en las últimas décadas.
8 ¿Sobre qué premisas electorales se planteó la campaña de Iván Duque?
Encontramos que el mercado electoral para una presidencial es totalmente diferente al mercado político de una elección de cuerpos colegiados. Un sistema electoral colombiano confiable, transparente, expedito y sólido.
Hay dos culturas diversas de operación política electoral, una que opera en las elecciones de cuerpos colegiados y otra muy diferente en las presidenciales o en un referendo. La primera, marrullera, clientelista, costosa, manejada sin escrúpulos y con prácticas indeseables, indebidas e ilegales. La otra donde con las comunicaciones actuales, la fuerza partidista y la politiquería pierden entidad, porque los ciudadanos eligen más “un producto atractivo” y unas propuestas razonables, y no se fundamentan tanto en esas estructuras políticas partidistas que aquí llaman “maquinaria”.
Hoy los partidos en todas partes son más agencias de gestión y de empleo estatal, que centros ideológicos que congreguen adeptos por una identidad con su generación de políticas públicas. De manera que aun representando el partido CD, preferimos concentramos mucho más en la personalidad de Duque con el importante acompañamiento de Uribe.
9 ¿Cuáles fueron los mecanismos de comunicación que utilizó la campaña?
Encontramos que en un país donde radio y televisión siguen siendo formas digitales masivas de llegarle a la sociedad, muchos de los medios de comunicación perdieron el sentido de la responsabilidad social, el debido respeto a la imparcialidad, trabajan en función de “rating” como resultado del sensacionalismo, el escándalo y la acusación cobarde oculta detrás de una fuente que puede ser real, fantasma o fantasiosa, y se convirtieron en algunos casos, en multiplicadores de la apología del delito y en amplificadores de la desconfianza social. De modo que hicimos mucha televisión en “prime time”, mucho mercadeo digital en redes sociales (especialmente FB y YT), y mucha radio regional y trabajo fuerte con las emisoras populares de todo el país.
Nuestro lema de cómo realizar la comunicación, fue contrastar las “agresiones con soluciones”. Evitamos; las noticias falsas, los enunciados pendencieros, las acusaciones temerarias, y el arte de invertir la verdad que maneja la lisonjera dialéctica populista. Prohibimos la práctica no ética de las comunicaciones en medios y redes bajo la premisa de que el fin justifica los medios; ello no solo afecta a las personas de bien, termina con su honra, su reputación y su credibilidad, sino que también deja a la sociedad sin propósito y abona la cultura de la ilegalidad.
10 ¿Por qué la polarización política tan grande que sufre el país?
Porque, con claras excepciones, esta es una sociedad manejada por personas influyentes, que en su mayoría son individualistas, egoístas, envidiosas y/o resentidas, con una doble moral infinita, que no se identifican con el bien común y el interés general y que manejan un discurso muy distinto a la realidad de sus actos. Y eso contrasta y hace más difícil cada vez que figuren personas que realmente creen en trabajar por el país, que se dedican a contribuir y a hacer el bien a la sociedad. Y porque como lo dijo Martín Emilio “Cochise” Rodríguez: “En Colombia se muere más gente de envidia que de cáncer”.
Porque la droga es el principal factor de corrupción y destrucción social en nuestro país. Distorsiona el propósito de una sociedad de la misma manera que afecta la conducta individual de los adictos. Si no combatimos la siembra, producción, distribución y consumo de droga, estamos contribuyendo al daño ambiental del planeta y a la destrucción de la sociedad, de la familia y de la salud mental y capacidad intelectual y física de nuestra juventud.
11 ¿Qué representa Iván Duque para Colombia?
Tener un líder con las cualidades humanas, intelectuales, familiares y de Estadista. Para la mayoría de los colombianos Duque representa esperanza, un sueño de progreso, un presidente transparente, trabajando por la seguridad para no tener que vivir pendientes de la supervivencia a cada momento, y de no haber caído en manos de quienes viven sembrando el resentimiento social, la ilusión de superar en la medida posible las injusticias y desigualdades, el individualismo, la cultura de la trampa, del engaño de la ilegalidad en deterioro del deber ser, del respeto por la legalidad, del esfuerzo, de la disciplina, de la laboriosidad.
Fin. LGEV – Marzo 14, 2020
Comentarios
Publicar un comentario